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Lunes, 06 de Junio de 2011
Física

Diferente interpretación de los efectos de las leyes de Newton si estamos erguidos o tendidos de costado

Las leyes del movimiento de Newton predicen que cuando el centro de masa de un objeto se desplaza más allá de cierto límite, este último perderá la estabilidad de su posición y será tumbado por acción de la fuerza de gravedad. A menudo, conociendo las características de un objeto, la mente humana es capaz de hacer una valoración aproximada de cuál es ese límite. Pero ¿en qué indicios se basa exactamente el cerebro para decidir si un objeto está lo bastante inclinado como para caerse?

Un equipo de científicos del Instituto Max Planck para la Cibernética Biológica en Tubinga, Alemania, ha comprobado que aunque la mente humana interpreta bastante bien, a través de la información sensorial que recibe, las leyes físicas que rigen la estabilidad de los objetos, cuando las personas estamos de pie juzgamos con mejor precisión la estabilidad de los objetos que cuando estamos tendidas de costado.

En otras palabras, la inclinación de la famosa Torre de Pisa en Italia puede parecernos mayor o menor dependiendo de si la miramos estando de pie o tendidos de costado, y en esa percepción también influye la dirección hacia la cual estemos tendidos con respecto a la dirección hacia la que se inclina la torre. La Torre de Pisa nos puede parecer menos inclinada de lo que está si estamos tendidos en la misma dirección en que ella está inclinada. Si nos tendemos en la dirección opuesta, nos puede parecer que es aún más probable que se caiga.

Puede parecer una nimiedad, pero es una demostración práctica de algo muy importante a lo que nos enfrentamos todos los días: No percibimos directamente la fuerza de gravedad, por más que pueda parecernos que sí. Son los efectos indirectos de la gravedad lo que percibimos. Así lo subraya Michael Barnett-Cowan, del equipo de investigación.

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A mediados del siglo XIX, Hermann Aubert observó que al tenderse de costado le parecía que una línea vertical estaba ligeramente inclinada hacia él. Desde aquellos experimentos pioneros, se sabe que el cerebro combina la información vestibular y visual para determinar la dirección de la gravedad en relación a una representación interna de la orientación de nuestro cuerpo.

El equipo de Barnett-Cowan se propuso dar un paso más en la exploración de este fenómeno. Para esto, los investigadores equiparon a los participantes del estudio con ordenadores portátiles, les hicieron pruebas estando de pie y tendidos de costado, y compararon sus apreciaciones sobre la estabilidad de objetos y sus estimaciones sobre una línea vertical.

Los resultados indican que nuestra percepción sobre las probabilidades de que un objeto pierda su estabilidad y se caiga está relacionada con esta percepción distorsionada de la dirección de la gravedad, en vez de con la verdadera dirección de la gravedad.

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