Medicina
¿Tolera nuestro sistema inmunitario a las bacterias benignas o éstas lo engañan para que no las detecte?
El intestino humano contiene 100 billones (millones de millones) de bacterias simbióticas. Es decir que hay allí diez veces más células microbianas que células de nuestro propio cuerpo. Esa población bacteriana consta de cerca de un millar de especies. Es un número asombrosamente alto de "forasteros", y, sin embargo, si ingerimos un trozo de carne con algunas bacterias del género Salmonella, nuestro sistema inmunitario reacciona con una respuesta inflamatoria potente, tal como nos recuerda el biólogo Sarkis K. Mazmanian del Instituto Tecnológico de California (Caltech).
Las bacterias del género Salmonella no presentan diferencias externas muy notables con respecto a las bacterias que constituyen esa enorme población aposentada en nuestro intestino, lo cual plantea la siguiente pregunta obvia: ¿Cómo nuestro sistema inmunitario decide atacar a unas bacterias e ignorar al resto? La comunidad científica ha meditado en esta paradoja durante décadas.
En el caso de la Bacteroides fragilis, una bacteria común y "amigable" del intestino, Mazmanian y sus colegas han descubierto la sorprendente respuesta: La decisión no la toma nuestro sistema inmunitario. Son las bacterias las que lo engañan, impidiendo así que actúe. Es más, las bacterias aplican su estrategia tomando el control de células del sistema inmunitario.
Mazmanian y sus colegas han descubierto el mecanismo por el cual las bacterias logran esta hazaña.
Las bacterias son capaces de ejercer un cierto control sobre el sistema inmunitario de nuestro cuerpo, y en particular en el comportamiento de las células inmunitarias conocidas como células Treg.
La función normal de las células Treg es evitar que el sistema inmunitario reaccione en contra de nuestros propios tejidos, y lo hacen reprimiendo ciertas respuestas inmunitarias, e impidiendo así reacciones autoinmunes (las cuales, sin control, pueden conducir a enfermedades como la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1, el lupus, la psoriasis y la enfermedad de Crohn).
La Bacteroides fragilis ha evolucionado para producir una molécula que engaña al sistema inmunitario de tal modo que se activan células Treg en el intestino, pero no para evitar el ataque inmunitario contra los tejidos propios, sino para evitar el ataque contra las bacterias de esa clase.