Biología
Dolor y picor, ¿dos caras de la misma moneda?
Un nuevo estudio sobre el picor ha aportado pruebas adicionales de que las señales químicas que nos hacen sentir picor son, en esencia, versiones levemente retocadas de las señales que nos hacen sentir dolor.
El dolor y el picor son sensaciones extremas de nuestro sentido del tacto, del cual la ciencia todavía desconoce muchas cosas. Aunque algunas investigaciones realizadas anteriormente han mostrado en detalle cómo los receptores del tacto en la piel están conectados al cerebro, aún no se sabe con certeza qué moléculas están implicadas en la detección de estímulos táctiles y cómo funciona el mecanismo de regulación de estas moléculas.
Las interacciones entre el picor y el dolor no están claras todavía, tal como subraya Diana Bautista, investigadora especializada en el dolor y el picor, y profesora de biología molecular y celular de la Universidad de California en Berkeley.
La piel contiene algunas células nerviosas que responden sólo al picor, y otras que reaccionan sólo al dolor. Sin embargo, otras responden a ambos, y hay sustancias que causan tanto dolor como picor.
Sin embargo, si, tal como parece, el picor y el dolor están estrechamente relacionados, las repercusiones que ello puede tener para diversos campos científicos son enormes.
Bautista cree que si las señales de dolor y las del picor usan las mismas moléculas para comunicarse con el cerebro, algunos fármacos que ahora están siendo desarrollados para aliviar el dolor también podrían ayudar a calmar el picor intratable. De hecho, ella y su equipo ya han realizado experimentos con uno de estos fármacos, y los resultados son prometedores, ya que parece impedir picores que no se mitigan mediante antihistamínicos.
Algunos tipos de picor ceden ante los antihistamínicos, pero otros no, especialmente los asociados a enfermedades crónicas como la insuficiencia renal o hepática, la diabetes y algunos cánceres. Incluso bastante del picor alérgico común responde sólo en parte a los antihistamínicos.