Ecología
¿Es posible detectar a tiempo el riesgo de colapso inminente de un ecosistema?
Unos investigadores que vigilaban las señales complejas de un remoto lago de Wisconsin, en Estados Unidos, han descubierto lo que ellos opinan que es una advertencia inequívoca de la inminencia del desmoronamiento del ecosistema acuático del lago.
El hallazgo, hecho por un equipo de expertos de varias instituciones dirigido por el ecólogo Stephen Carpenter de la Universidad de Wisconsin-Madison, es la primera evidencia experimental de que los cambios radicales de un ecosistema pueden detectarse por adelantado, posiblemente a tiempo de impedir una catástrofe ecológica.
Durante mucho tiempo, los ecólogos pensaron que estos cambios no podían predecirse. Pero ahora se ha demostrado que sí es posible. Además, la alerta temprana es obvia; se trata de una señal fuerte y bien definida. Sólo se necesita saber qué buscar. Con la debida vigilancia, es viable predecir cambios en la estructura de casi cualquier ecosistema a pesar de su complejidad, e intervenir a tiempo para impedir lo que a menudo es un daño irreversible al medio ambiente.
No se trata tan sólo de proteger la biodiversidad del entorno natural. Impedir estos desastres en ecosistemas también beneficia económicamente a la sociedad.
Un ejemplo claro de pérdidas económicas por culpa de uno de tales cambios en un ecosistema es el desmoronamiento del sector pesquero del bacalao del Atlántico Norte.
El bacalao del Atlántico Norte, en su día abundante y sometido a una intensa pesca, experimentó un desplome de su población en la década de 1990, debido a la sobrepesca, causando una dura crisis económica en Canadá y altos niveles de desempleo entre los pescadores. Ahora, la habilidad de descubrir cuándo un ecosistema está acercándose al punto crítico de cambio podría ayudar a impedir calamidades como la del bacalao del Atlántico Norte.![[Img #2976]](upload/img/periodico/img_2976.jpg)
En el nuevo estudio, los investigadores dirigieron su atención a los lagos Peter y Paul, ubicados en la región norte de Wisconsin. Ambos lagos están aislados y sin explotar comercialmente. Peter es un lago de seis acres cuya biota fue manipulada para el estudio, en tanto que el cercano lago Paul sirvió como control.




