Hace 38 millones de años, proliferaban selvas tropicales en lo que ahora
son campos de maíz de la región central de Estados Unidos, y marsupiales peludos
se paseaban por bosques templados en lo que hoy es la gélida
Antártida.
Pero lo más asombroso es que la diferencia de temperatura entre el ecuador
y la Antártida en esa época, conocida como el Eoceno tardío, era la mitad de la
actual.
Desde hace tiempo, hay un debate constante en la comunidad científica sobre
qué cambios en nuestro sistema climático mundial provocaron una variación tan
importante, desde un clima más tropical en el Eoceno hasta climas más fríos en
la actualidad.
Una nueva investigación aporta algunas de las evidencias más robustas
obtenidas hasta ahora de que la Corriente Circumpolar Antártica tuvo un papel
clave en ese cambio.
El equipo de Miriam Katz, del Instituto Politécnico Rensselaer, ha llegado
a la conclusión de que la evolución de la Corriente Circumpolar Antártica
influyó en la circulación oceánica mundial mucho antes de lo que habían mostrado
estudios anteriores. La nueva investigación es la primera que demuestra que la
estructura básica de las corrientes asociadas a la circulación oceánica moderna
ha existido durante los últimos 33 millones de años.
Las investigaciones anteriores habían situado el surgimiento de la
Corriente Circumpolar Antártica en el Oligoceno tardío, hace entre 23 y 25
millones de años aproximadamente.
La Corriente Circumpolar Antártica aísla térmicamente a la Antártida,
evitando que las aguas superficiales cálidas de los giros subtropicales la
alcancen. Y redirige parte de esa agua cálida hacia el Atlántico
Norte.
![[Img #3091]](upload/img/periodico/img_3091.jpg)
Este bloqueo de calor contribuyó de manera importante a la formación y
preservación de las capas de hielo antárticas.
La circulación circumpolar fue responsable del surgimiento de la moderna
corriente oceánica de cuatro capas y del sistema de distribución de
calor.