Neurología
En personas con epilepsia la música tiene un efecto cerebral distinto que en quienes no sufren la enfermedad
Aproximadamente el 80 por ciento de los casos de epilepsia corresponden a lo que se conoce como epilepsia del lóbulo temporal, caracterizada por la circunstancia de que los ataques epilépticos parecen originarse en este lóbulo del cerebro. La música se procesa en la corteza auditiva, situada en esta misma región del cerebro, y esa es la razón por la que el equipo de Christine Charyton, profesora de neurología en la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, quería estudiar el efecto de la música en los cerebros de personas con epilepsia.
Charyton y sus colegas compararon el procesamiento musical de los cerebros de personas con y sin epilepsia utilizando la técnica del electroencefalograma, que supone la aplicación de electrodos al cuero cabelludo para detectar y registrar patrones de ondas cerebrales. Su recopilación de datos incluyó los de 21 pacientes que se hallaban en la unidad de vigilancia para la epilepsia en el Centro Médico Wexner de la citada universidad.
Los investigadores registraron los patrones de las ondas cerebrales mientras los pacientes escuchaban 10 minutos de silencio, seguidos por una de dos piezas musicales de estilos distintos (una de Mozart y otra de John Coltrane), un segundo período de 10 minutos de silencio, la otra de las dos piezas musicales y finalmente un tercer período de 10 minutos de silencio. El orden de la música era aleatorio, lo que significa que algunos participantes escucharon primero a Mozart y otros primero a Coltrane.
Los investigadores hallaron niveles notablemente más altos de actividad de ondas cerebrales en los participantes cuando estaban escuchando música. Más importante aún, dicha actividad en personas con epilepsia tendía a sincronizarse más con la música, especialmente en el lóbulo temporal, que en las personas sin epilepsia. Así pues, los cerebros de la gente con epilepsia parecen reaccionar a la música de forma diferente respecto a cómo lo hacen los cerebros de aquellos que no tienen el trastorno.
Charyton confiesa que ella y sus colegas se sorprendieron por los resultados.
Si bien ella no cree que la música pueda reemplazar en modo alguno a las actuales terapias para la epilepsia, sí opina que esta investigación sugiere que la música podría ser una vía de intervención novedosa, utilizada junto con algún tratamiento tradicional, para ayudar a evitar ataques de epilepsia en personas con esta enfermedad.