Biología
Desvelando los secretos de la conducta de un animal sin órganos ni sistema nervioso
El Trichoplax es un diminuto metazoo, con forma de torta, y sin nada que pueda ser reconocido como neurona ni como músculos. Este singular animal se mueve usando cilios parecidos a pelos. A pesar de tener solo seis tipos de células, mientras que los humanos poseemos unos 200, y carecer de sistema nervioso, el Trichoplax parece coordinar una compleja secuencia de comportamientos que culminan en la digestión externa de algas.
En un estudio reciente, el equipo de Carolyn Smith, del Instituto Nacional de Salud en Bethesda, Maryland, Estados Unidos, combinó la toma de imágenes de células vivas con la microscopía electrónica para observar el comportamiento de alimentación del Trichoplax a escalas que iban desde la subcelular a la de todo el animal.
Smith y sus colegas observaron que cuando el Trichoplax planea sobre una zona de algas, sus cilios dejan de oscilar y detiene su movimiento, lo que indica su capacidad de controlar todo su cuerpo. Los autores del estudio comprobaron entonces que las células de un cierto tipo celular, conocidas como células lipófilas, segregan simultáneamente gránulos cuyos contenidos descomponen rápidamente a las algas. Esta secreción parece estar dirigida con precisión a la dirección adecuada, lo que indica que el organismo posee una capacidad de control local, ya que solo las células lipófilas próximas a las algas liberan los gránulos. El Trichoplax también pareció hacer una pausa mientras estaba ingiriendo el material de las algas, y después reanudó el planeo.
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El control global del planeo parece estar coordinado con un control local preciso de la acción de secreción ejecutada por las células lipófilas, que los autores de la investigación creen que indica la presencia de mecanismos para la comunicación celular y la integración conjunta de distintas funciones.


