Astronomía
La asombrosa transformación de la Gran Mancha Roja de Júpiter
La célebre y extraña Gran Mancha Roja del planeta Júpiter, una tormenta colosal, más grande que la Tierra entera, y de siglos duración, sigue transformándose, en la línea de lo observado en las últimas décadas, pero el espectáculo cuenta en los últimos tiempos con la adición de unas llamativas estructuras filamentosas en el centro de la mancha.
En observaciones históricas que se remontan a finales del siglo XIX, se determinó que la tormenta medía unos 40.900 kilómetros (unas 25.400 millas) en su diámetro máximo. Los sobrevuelos de las sondas espaciales Voyager 1 y 2 de la NASA en 1979 sirvieron también para medirla y arrojaron una cifra de unos 23.300 kilómetros (unas 14.500 millas). En 1995, una observación del Telescopio Espacial Hubble de la NASA mostró que el eje longitudinal de la mancha tenía una extensión estimada de unos 21.000 kilómetros (unas 13.000 millas). En una foto de 2009, se obtuvo una cifra de alrededor de 17.900 kilómetros (unas 11.130 millas). En 2014, otra observación del Hubble confirmó un diámetro de unos 16.500 kilómetros de diámetro (unas 10.250 millas).
La Gran Mancha Roja de Júpiter se está encogiendo claramente. ¿Veremos cesar esta tempestad de siglos? ¿O arreciará, recobrando su enormidad y su fiereza de antaño? No es fácil responder a esta cuestión.
El nuevo análisis que el equipo de Amy Simon, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, ha hecho de los cambios registrados en imágenes de Júpiter, entre ellas las tomadas por el telescopio espacial Hubble, confirma que la Gran Mancha Roja continúa encogiéndose y volviéndose más redonda, como ha estado haciendo durante años. El eje mayor de esta tormenta carismática tiene unos 240 kilómetros (150 millas) menos ahora que en 2014. Recientemente, la tormenta estuvo encogiéndose a un ritmo más rápido de lo habitual, pero el último cambio concuerda con la tendencia a largo plazo.
![[Img #31328]](upload/img/periodico/img_31328.jpg)
La Gran Mancha Roja sigue siendo más naranja que roja actualmente, y su núcleo, que habitualmente tenía un color más intenso, es menos marcado de lo que solía ser. Se aprecia un filamento tenue inusual, extendiéndose casi de un extremo a otro del vórtice.
En el Cinturón Ecuatorial Norte de Júpiter, los investigadores encontraron una escurridiza onda meteorológica que había sido localizada en el planeta solo una vez anteriormente, décadas atrás, por la sonda Voyager 2. En esas imágenes, la onda es apenas visible, y nada parecido volvió a verse, hasta que se encontró a la actual onda viajando a unos 16 grados de latitud norte, en una región salpicada de ciclones y anticiclones. Ondas semejantes, llamadas ondas baroclínicas, aparecen a veces en la atmósfera terrestre, cuando se forman los ciclones.



