Biología
Los secretos en el genoma de la piña
La reciente secuenciación del genoma de la planta de la jugosa piña (ananás o ananá), está revelando detalles sobre algunos los genes y las vías genéticas que la permiten vivir en entornos con disponibilidad limitada de agua.
La sequía es responsable de la mayor parte de la pérdida de cultivos a escala global, así que entender los mecanismos que las plantas han desarrollado para sobrevivir ante la falta de agua es vital para introducir una tolerancia a la sequía en las especies de cultivo agrícola.
Los nuevos hallazgos abren también una nueva ventana hacia la complicada historia evolutiva de hierbas como el sorgo (o zahína) y el arroz, que comparten un antepasado distante con la piña.
Los humanos hemos cultivado la piña desde hace más de 6.000 años, comenzando en lo que hoy es el sudoeste de Brasil y el nordeste de Paraguay. Hoy en día, más de 85 países producen cerca de 25 millones de toneladas de piñas cada año, con un valor bruto de la producción que se acerca a los 9.000 millones de dólares.
Como muchas plantas, los antepasados de la piña y las hierbas experimentaron múltiples duplicaciones de sus genomas. Hacer un seguimiento de los vestigios de estas duplicaciones de genoma entero en diferentes especies de plantas ayuda a los investigadores a rastrear sus historias evolutivas compartidas así como las independientes.
El análisis realizado por el equipo de Ray Ming, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos, indica, entre otras cosas, que hubo dos duplicaciones del genoma completo en la historia de la piña, y valida hallazgos previos de tres de estas duplicaciones en hierbas.