Biología
El exceso de medusas perjudica a los peces y beneficia a las bacterias
Las medusas pueden resultar una molestia para las personas que se bañan en la playa. Pero un nuevo estudio muestra que las medusas tienen otro impacto más preocupante, por alterar drásticamente redes tróficas marinas al enviar energía alimentaria extra a las bacterias.
Un aparente aumento en el tamaño y la frecuencia de las proliferaciones de medusas en aguas costeras y de estuarios en todo el mundo durante las últimas décadas sugiere que el impacto de estos animales en las redes alimentarias marinas aumentará en el futuro.
El equipo de investigación, del Instituto de Ciencia Marina de Virginia (VIMS) y otras instituciones, analizó muestras de medusas durante proliferaciones espectaculares de éstas en el río York.
El trabajo experimental del equipo se llevó a cabo en los laboratorios del VIMS, y en Canadá y Francia.
Las medusas son depredadores voraces. Afectan a las redes tróficas al capturar el plancton que, sin su intervención, sería comido por los peces, y convierten esa energía alimentaria en biomasa gelatinosa. Esto restringe la transferencia de energía en la cadena alimentaria, ya que no es común que las medusas sean consumidas por otros depredadores.
Las medusas, a través de sus efectos sobre la comunidad bacteriana, también evitan que la energía alimentaria llegue a los peces y mariscos de consumo humano.
Las bacterias marinas suelen ejercer un papel clave en devolver a la red alimentaria el carbono, nitrógeno, fósforo y otros subproductos de la descomposición orgánica. Pero en el nuevo estudio, se ha constatado que cuando las bacterias consumen materia orgánica disuelta proveniente de las medusas, la emplean en la respiración, más que en el crecimiento. La consecuencia de esto es que esas bacterias en aguas con mucha presencia de medusas terminan convirtiendo el carbono en dióxido de carbono, en vez de usarlo para crecer o reproducirse.
La investigación la han llevado a cabo Deborah Steinberg y Deborah Bronk del VIMS, Rob Condon (antes del VIMS y que ahora trabaja en el Laboratorio Marino de la Isla Dauphin, en Alabama), Monty Graham de este mismo laboratorio, Paul del Giorgio de la Universidad de Quebec en Montreal, Canadá, Thierry Bouvier de la Universidad de Montpellier en Francia, y Hugh Ducklow del Laboratorio Biológico Marino en Woods Hole, Massachusetts.