Medicina
La extraña historia de la Muerte Negra
La enfermedad apodada la Muerte Negra, la peste del siglo XIV, es sin duda la pandemia histórica más famosa. En el transcurso de solo cinco años mató a entre el 30 y el 50 por ciento de la población europea. Por desgracia, no se detuvo aquí. La peste resurgió a lo largo de toda Europa llevando a una elevada y continuada mortalidad y a agitaciones sociales durante los siguientes tres siglos.
Con la disponibilidad actual de vías rápidas de transporte por todo el mundo, es sorprendente que la una vez omnipresente amenaza de la peste esté casi ausente de Europa Occidental. La desaparición súbita de la peste en este escenario europeo nos deja con muchas preguntas sin contestación acerca de la historia de la enfermedad. ¿Dónde empezaron los brotes? ¿Dónde sobrevivían entre epidemia y epidemia los microbios culpables? ¿Qué podía causar una reaparición de la temida Muerte Negra?
La arqueología posee muchas de las respuestas a estas preguntas si sabemos dónde buscar pistas. Un equipo internacional de científicos liderado por miembros del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Jena, Alemania, ha dado un importante paso adelante hacia la comprensión plena de la dinámica seguida por las epidemias europeas de peste en esos siglos pasados. Los autores del nuevo estudio han conseguido reconstruir los genomas completos del patógeno, a partir de las víctimas de la Gran Peste de Marsella (1720-1722), que está considerada como la última epidemia de la peste medieval en Europa. Usando dientes extraídos de restos óseos de personas sepultadas en fosas a las que se arrojaron las víctimas en Marsella, el equipo pudo acceder a diminutos fragmentos de ADN que se han conservado durante cientos de años.
Es un reto considerable enfrentarse a la reconstrucción de estos antiguos genomas, tal como destaca Alexander Herbig, del equipo de investigación. Para sorpresa de él y sus colegas, la peste del siglo XVIII parece ser una variedad que ya no está en circulación, y que desciende directamente de la enfermedad que entró en Europa durante la época de máxima actividad de la Muerte Negra, varios siglos antes. Siendo distinta de las formas modernas de la peste, los científicos creen que han identificado una variedad extinta del microbio causante de la enfermedad.
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El origen geográfico de la enfermedad no puede aún ser identificado, como advierte Kirsten Bos, del equipo de investigación. Marsella era en aquellos tiempos un gran centro de comercio en el Mediterráneo, así que la Gran Peste de Marsella pudo ser importada desde un gran número de lugares por barcos y sus mercancías. Otra posibilidad es que la fuente estuviera cerca de casa, manteniéndose latente pero oculta en alguna parte de Europa.
“Es escalofriante pensar que la peste pudo estar escondida a la vuelta de la esquina en toda Europa, viviendo en un anfitrión que aún no conocemos”, expresa Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana. Habrá que investigar más para identificar la misteriosa especie anfitriona, su alcance y la razón de su desaparición como reservorio biológico de la bacteria de la peste.


