Climatología
El progresivo derretimiento de Groenlandia podría alterar gravemente corrientes oceánicas
Unos científicos han hallado que una afluencia de agua dulce que proviene de Groenlandia podría alterar la Circulación Atlántica Meridional de Retorno (AMOC, por sus siglas en inglés), un componente importante de la circulación oceánica global.
Estos científicos, de la Universidad del Sur de Florida (USF), y de instituciones de Canadá y Países Bajos, han determinado que la afluencia de agua dulce desde la capa de hielo de Groenlandia está “endulzando” el océano Atlántico Norte y podría alterar la Circulación Atlántica Meridional de Retorno, algo que podría tener un efecto global. Los investigadores afirman que podría tener repercusiones en el clima futuro de partes de Europa, Norteamérica y otros lugares.
Su estudio sobre la influencia que la llegada de agua dulce puede tener sobre la convección del Mar de Labrador y la circulación atlántica se ha basado en datos de observaciones efectuadas por los satélites GRACE.
Dichos datos sugieren que la afluencia de agua dulce desde Groenlandia se está acelerando, y que ha cambiado el Mar de Labrador de formas que podrían llevar a un debilitamiento de la AMOC. Así lo expresa el profesor de la USF Tim Dixon, del equipo de investigación.
El flujo de agua dulce procedente de Groenlandia está compuesto de escorrentía, tanto del derretimiento de hielo como de agua procedente de la tundra. Groenlandia también aporta agua dulce mediante la descarga directa de hielo (el “desenganche” de icebergs). La cantidad de agua dulce aportada por el flujo proveniente de Groenlandia fue relativamente estable desde finales de los años 70 hasta mediados de los 90, y después empezó a aumentar. Un flujo mayor de agua dulce podría debilitar la AMOC, lo que implicaría una serie de consecuencias negativas, tanto locales como globales.
Un flujo abundante de agua dulce centrado en el Mar del Labrador tiene el potencial de incrementar la flotabilidad de las aguas superficiales y de reducir la influencia ejercida por agua densa y profunda, que ayuda a controlar la circulación que remueve las aguas. Lo afirma Don Chambers, del equipo de investigación y profesor asociado de Ciencias en la USF.