Entomología
Secuencian el genoma de la chinche
Científicos de 36 instituciones han desentrañado el primer genoma completo de uno de los compañeros más antiguos y menos queridos de la humanidad: el chinche. Este avance podría ayudar a combatir la resistencia a los pesticidas de este parásito.
El trabajo lo ha hecho el equipo de George Amato, director del Instituto Sackler de Genómica Comparativa, dependiente del Museo Americano de Historia Natural (AMNH) en Nueva York, Estados Unidos.
El (o la) chinche común (Cimex lectularius) ha vivido a costa de los humanos durante miles de años. Esta especie se halla en regiones templadas y prefiere alimentarse de sangre humana. En décadas recientes, el predominio de los hogares con calefacción y los viajes aéreos globales han acelerado las infestaciones en las áreas urbanas, donde los chinches tienen acceso constante a su alimento y oportunidades de pasar a nuevos anfitriones. Un resurgimiento en las infestaciones de chinches desde finales de la década de 1990 parece básicamente asociado con la evolución de la resistencia de esos insectos a los pesticidas conocidos, muchos de los cuales no son adecuados para su aplicación en interiores.
Los chinches casi desaparecieron de las vidas humanas en los años 40 debido al extendido uso del DDT, pero, desafortunadamente, un uso excesivo contribuyó a los problemas de resistencia muy poco después de ello, tanto en chinches como en otros insectos culpables de plagas. Hoy en día, un muy alto porcentaje de chinches tienen mutaciones genéticas que los hacen resistentes ante pesticidas que se usaban habitualmente para luchar contra estas plagas urbanas. Esto hace que el control de los chinches sea extremadamente trabajoso.
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Los autores de la labor de secuenciación y análisis extrajeron ADN y ARN de colecciones conservadas y vivas, incluyendo muestras de una población que fue recolectada por primera vez en 1973 y que ha sido mantenida desde entonces por miembros del personal del Museo. El ARN fue obtenido de machos y hembras que representaban cada una de las seis etapas vitales del insecto, antes y después de consumir sangre, para poder obtener una visión completa del genoma del chinche.
Los investigadores encontraron que el número de genes era bastante consistente a lo largo de todo el ciclo de vida del chinche, pero observaron cambios notables en la expresión genética, especialmente después del primer consumo de sangre. Algunos genes, expresados solo después de que el chinche bebe sangre por vez primera, están relacionados con la resistencia a insecticidas, incluyendo mecanismos que resultan en una mejor desintoxicación y una quitina, o piel, más gruesa. Esto sugiere que los chinches son probablemente más vulnerables durante su primera etapa de ninfa, lo que la convierte potencialmente en una buena diana para futuros insecticidas.
Los científicos identificaron también tres tipos de genes anticoagulantes y sus proteínas relacionadas, características coherentes con un consumidor altamente especializado de sangre.



