Antropología
Revelaciones sobre el rey Erik IX de Suecia siglos después de su asesinato
La moderna ciencia forense está logrando sacar a la luz detalles que no eran conocidos acerca del rey Erik IX que reinó en Suecia entre 1156 (quizá antes) y 1160.
No se conservan registros históricos sobre la vida de este rey, y la única información disponible proviene de una leyenda.
La leyenda dice que murió en circunstancias dramáticas, que se le presentaron cuando salía de asistir a misa en la iglesia de Uppsala, en Suecia. ¿Qué puede decirnos la ciencia forense moderna sobre sus restos mortales? Un proyecto de investigación multidisciplinar encabezado por la Universidad de Uppsala revela ahora algunas cosas sobre el estado de salud de Erik, qué aspecto tenía, dónde vivió y cuáles fueron las circunstancias de su muerte.
Ninguna fuente contemporánea, de entre los documentos que se conservan, menciona a Erik Jedvardsson, el rey sueco que más tarde fue adorado como santo (san Erik). El único relato preservado de su vida es la leyenda, cuya forma escrita más antigua conservada data de la década de 1290. Este relato está basado en una versión anterior que se perdió.
La leyenda dice que Erik fue elegido para ser rey, que gobernó justamente, que era un cristiano devoto, que lideró una cruzada contra Finlandia, y que apoyó a la Iglesia. Fue asesinado en 1160, por un danés pretendiente al trono. Sus restos mortales han descansado en un relicario desde 1257.
En 1946 se llevó a cabo un análisis detallado del esqueleto en el relicario, pero en 2014, ante la disponibilidad de nuevos métodos analíticos, se decidió hacer análisis forenses avanzados. El 23 de abril de ese año, se abrió el relicario en una ceremonia en la Catedral de Uppsala. Después de esto, el equipo de Sabine Sten, profesora de osteoarqueología en la Universidad de Uppsala, se puso a trabajar, llevando a cabo largos análisis de los restos mortales en un intento de saber más sobre el misterioso rey medieval. Ahora, se han hecho públicos los primeros resultados de estos exámenes.
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La colaboración interdisciplinar de investigación para el análisis de los restos esqueléticos de Erik está proporcionando amplia información sobre su estado de salud, su dieta, y las circunstancias de su muerte, y pronto la proporcionará sobre su genealogía (mediante los resultados que se obtengan de los análisis de ADN).
El relicario contiene 23 huesos, al parecer del mismo individuo. Los valores de radiocarbono medidos en ellos concuerdan con un fallecimiento en 1160. El análisis osteológico muestra que pertenecen a un hombre, de 35 a 40 años de edad, y de 171 cm de alto.
El examen de los huesos usando tomografía computerizada no encontró afecciones médicas aparentes. Erik no sufría de osteoporosis, o fragilidad de los huesos. Más bien al contrario, ya que tenía una densidad ósea un 25 por ciento por encima de la media de los adultos jóvenes actuales. El rey Erik estaba bien alimentado, tenía complexión fuerte y vivía una vida físicamente activa.
El análisis de isótopos señala una dieta rica en pescado de agua dulce. Los isótopos estables también sugieren que, en contra de lo que cabría suponer, no pasó su última década en la zona de Uppsala, sino que lo hizo en la provincia de Västergötland, más al sur.
La apertura del relicario también permitió tomar muestras de ADN. Se espera que estas proporcionen nuevos y reveladores datos sobre cuestiones de genealogía. Este análisis aún no ha sido completado, y se calcula que todavía tardará un año más. Sin embargo, los investigadores ya pueden adelantar que las muestras han aportado información útil del ADN.
El cráneo en el relicario está mellado por una o dos lesiones curadas que pudieron ser producidas por armas. La leyenda dice que Erik lideró una cruzada contra Finlandia, lo cual podría ser una posible explicación para las heridas.
La leyenda dice también que en la última batalla del rey, el enemigo lo rodeó, y que cuando cayó al suelo sus atacantes le hirieron repetidas veces hasta dejarlo moribundo. A continuación se burlaron de él y finalmente le cortaron la cabeza. Los restantes huesos tienen al menos nueve cortes relacionados con su muerte, siete de ellos en las piernas. No se han encontrado heridas en las costillas o en el hueso del brazo que queda, lo que probablemente significa que el rey llevaba una cota de malla pero tenía las piernas menos protegidas. Los dos huesos de la espinilla tenían cortes producidos desde la dirección de los pies, lo que indica que la víctima cayó sobre su lado frontal.
Una vértebra del cuello fue atravesada, lo que no pudo haberse hecho sin retirar la cota, es decir, no durante el combate. Esto confirma que hubo un interludio, descrito por la leyenda como el rato de las vejaciones, entre la batalla y la decapitación. Las heridas ahora documentadas científicamente no refutan en ningún punto al relato de la lucha aportado por la leyenda.



