Astronomía
Más pruebas de una era glacial en Marte
Usando los datos de radar recogidos por la sonda MRO de la NASA, un equipo ha encontrado huellas delatadoras de la más reciente era glacial marciana registrada en el casquete de hielo polar norte.
Los nuevos resultados concuerdan con las conclusiones derivadas de modelos previos que sugerían que hubo en el Planeta Rojo un periodo glacial que finalizó hace 400.000 años.
Las eras glaciales en Marte están gobernadas por procesos similares a aquellos responsables de las que suceden en la Tierra, es decir, cambios cíclicos a largo plazo en la órbita y la inclinación del planeta, que afectan a la cantidad de radiación solar que recibe en cada latitud.
El equipo de Isaac Smith, del Instituto de Investigación del Sudoeste (SwRI) en San Antonio, Texas, Estados Unidos, encontró una tasa acelerada de acumulación de hielo en los 100 a 300 metros superiores del casquete polar. El volumen y el grosor del hielo coinciden con predicciones hechas mediante un modelo a principios de la pasada década. Las observaciones de radar del casquete polar proporcionan una historia detallada de la acumulación de hielo y de la erosión asociadas al cambio climático marciano.
Como la Tierra, el Marte actual experimenta ciclos estacionales, ciclos anuales, y algunos más largos, que influyen en la distribución del hielo. Sin embargo, estos ciclos más largos podrían ser más pronunciados en Marte. Esto se debe a que la inclinación del eje de Marte cambia sustancialmente (hasta 60 grados) en escalas de tiempo de cientos a miles de millones de años. En comparación, la inclinación de la Tierra varía solo en unos 2 grados a lo largo del mismo periodo. En Marte, esta mayor variabilidad determina la cantidad de luz solar que alcanza un determinado punto en la superficie y por tanto la estabilidad del hielo en todas las latitudes.
Dado que el clima en Marte fluctúa con las mayores oscilaciones en la inclinación del eje, y que el hielo se distribuirá de forma diferente para cada oscilación, el planeta debió tener en el pasado un aspecto notablemente distinto que el que tiene ahora. Además, ya que Marte no posee actualmente océanos, constituye un “laboratorio” simplificado para la comprensión de la ciencia climática de la Tierra.
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El Chasma Boreale, un cañón que penetra 570 kilómetros (350 millas) en el casquete polar norte. Las paredes del cañón se elevan unos 1.400 metros (4.600 pies) por encima del suelo. Allí donde ha retrocedido el borde del casquete de hielo, aparecen capas de arena que se acumularon durante ciclos climáticos sin hielo previos. Para una mejor visualización, a la imagen se le ha aplicado una exageración vertical de 2,5 veces. (Foto: NASA/JPL/Arizona State University, R. Luk)
Marte tiene casquetes polares de hielo que son fácilmente visibles mediante telescopios en la Tierra gracias en parte a su brillo. Se puede observar una cubierta estacional de nieve y hielo de dióxido de carbono avanzando y retrocediendo sobre los polos durante el año marciano. Durante el período de verano en el hemisferio norte del planeta, la porción que durante esa estación se mantiene del casquete polar norte es en su totalidad esencialmente hielo de agua; el casquete sur está también compuesto mayormente de hielo de agua, pero permanece cubierto por una capa relativamente fina de hielo de dióxido de carbono incluso durante el periodo veraniego en el hemisferio sur.



