Zoología
El misterio de la percepción visual de colores exhibida por los pulpos
Si nos guiamos tan solo por sus células fotorreceptoras, los pulpos, calamares y otros cefalópodos no pueden ver los colores sino solo en blanco y negro. Sin embargo, según los resultados de una nueva investigación, las extrañas formas de sus pupilas podrían permitirles detectar los colores, tan bien como para poder e imitar la coloración de su entorno.
Durante décadas, ha reinado el desconcierto entre los especialistas ante la paradoja de que, a pesar de su piel de colores brillantes y su capacidad de cambiar rápidamente de color para mimetizarse con el entorno, los cefalópodos poseen ojos que solo contienen un solo tipo de receptor de la luz, lo que básicamente significa que solo ven en blanco y negro.
¿Por qué se arriesgaría un macho a mostrar colores brillantes al cortejar a una hembra con la que quiera aparearse si esta no va a poder verlos y en cambio un depredador cercano sí, gracias a lo cual podrá devorarlo? ¿Y, más intrigante aún, cómo consiguen estos animales hacer coincidir el color de su piel con el de su entorno, como camuflaje, si son incapaces de ver colores?
Según el equipo de Alexander Stubbs, de la Universidad de California en Berkeley, y su padre, Christopher Stubbs, de la Universidad Harvard, ambas en Estados Unidos, los cefalópodos sí pueden ver colores, aunque de un modo muy distinto a como lo hace cualquier otro animal.
La clave se halla en una pupila inusual, con forma de U, de W o de mancuerna, que permite que la luz entre en el ojo a través del cristalino desde muchas direcciones, en vez de penetrar solo en la retina de manera recta.
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Las pupilas inusuales de los cefalópodos (desde arriba, la Sepia bandensis; el calamar Sepioteuthis; y el pulpo Octopus vulgaris) permiten que llegue luz al ojo desde muchas direcciones, lo que dispersa los colores de maneras distintivas y permite a las criaturas identificarlos, aunque son técnicamente ciegas a ellos. (Fotos: Roy Caldwell, Klaus Stiefel, Alexander Stubbs, respectivamente)
Los ojos humanos y los de otros mamíferos tienen pupilas redondas que se contraen hasta adoptar la forma de un punto para darnos una visión nítida, con todos los colores enfocados sobre el mismo lugar. Para esta clase de pupilas, una dilatación excesiva no solo hace que todo se vea borroso, sino que también crea bordes coloridos alrededor de los objetos, lo que se llama aberración cromática.
Cuanto más pequeña es nuestra pupila, menor es la aberración cromática.
Los cefalópodos, sin embargo, desarrollaron pupilas amplias que acentúan la aberración cromática, y podrían tener la capacidad de discernir entre colores a partir de enfocar en la retina una u otra longitud de onda. Según esto, enfocarían cada longitud de onda mediante un cambio en la profundidad de su globo ocular, alterando la distancia entre el cristalino y la retina, y moviendo la pupila del modo más adecuado.
Si bien la mayoría de organismos desarrolla formas de minimizar la distorsión antes mencionada, las pupilas con forma de U del pulpo y de sus parientes evolutivos los calamares y las sepias maximizan en realidad esta "imperfección" en su sistema visual, minimizando al mismo tiempo otras fuentes de error en la imagen, desenfocando su visión del mundo pero de una forma que depende del color y abriendo así la posibilidad para ellos de obtener información distintiva sobre cada color.



