Salud
Las propiedades antienvejecimiento de la granada
La fruta conocida popularmente como granada ha recibido en los últimos tiempos mucha atención por sus aparentes efectos antienvejecimiento, aunque no han faltado controversias. Un nuevo estudio ha profundizado en esas propiedades beneficiosas de la granada y en el mecanismo responsable de las mismas.
¿Es realmente el superalimento que nos han hecho creer que mitigará notablemente algunos de los efectos del proceso de envejecimiento? Hasta ahora, la prueba científica sobre ello ha sido bastante débil. Y algunas tácticas controvertidas de marketing han llevado asimismo al escepticismo. Un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza y de la compañía Amazentis, del mismo país, se propuso aclarar el tema examinando más de cerca los secretos de esta fruta. Y han descubierto que una de las sustancias que contiene, transformada por microbios en el intestino, permite a las células musculares protegerse contra una de las mayores causas de envejecimiento. Se han puesto ya en marcha ensayos clínicos al respecto.
A medida que envejecemos, a nuestras células les cuesta cada vez más reciclar sus "centrales energéticas", conocidas como mitocondrias y que conforman compartimentos interiores de la célula. A raíz de ello, comienzan a acumularse mitocondrias inservibles en la célula. Esta degradación afecta a la salud de muchos tejidos, incluyendo los músculos, que se debilitan gradualmente con el paso de los años. Se sospecha asimismo que una acumulación de mitocondrias disfuncionales interviene en el desarrollo de otras enfermedades vinculadas al envejecimiento, como el Mal de Parkinson.
El equipo de Johan Auwerx y Patrick Aebischer identificó una sustancia que, por sí misma, logró restablecer la capacidad de la célula para reciclar los componentes de las mitocondrias defectuosas: la urolitina A. Es la única sustancia conocida que puede relanzar el proceso de limpieza mitocondrial. Es un compuesto completamente natural, y su efecto es potente y medible.
El equipo empezó comprobando su hipótesis en el gusano nematodo C. elegans, muy empleado en experimentos por los expertos en envejecimiento, porque después de 8 a 10 días ya se le puede considerar viejo. La esperanza de vida de los gusanos expuestos a la urolitina A se incrementó en más de un 45% en comparación con la de los gusanos no expuestos a ella.
Estos resultados iniciales esperanzadores llevaron al equipo a probar la sustancia en animales que tienen más en común con los humanos. En los experimentos con roedores, al igual que había sucedido con el C. elegans, se observó una reducción notable en el número de mitocondrias, indicando que estaba teniendo lugar un proceso de reciclaje celular robusto. Y los efectos sobre los roedores fueron evidentes: al correr, los ratones viejos, de unos dos años de edad, mostraron una resistencia física un 42% mejor que la de ratones de igual edad a quienes no se les había aplicado el tratamiento.