Neurología
Unas sustancias químicas prohibidas hace décadas siguen promoviendo el autismo hoy en día
Unas sustancias utilizadas en ciertos pesticidas y como material aislante, que comenzaron a ser prohibidas en la década de 1970, podrían estar aún perjudicando a la población de lugares donde se emplearon hasta esa época, según una nueva investigación que sugiere la existencia de vínculos entre niveles elevados de exposición a ellas durante el embarazo y una probabilidad notablemente mayor de sufrir trastornos del espectro autista.
Según la investigación, realizada por el equipo de Kristen Lyall, de la Universidad Drexel en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, los niños nacidos después de ser expuestos a niveles elevados de compuestos organoclorados, durante el embarazo de su madre, tenían aproximadamente un 80 por ciento adicional de probabilidades de ser diagnosticados con autismo, en comparación con quienes sufrieron solo una exposición a niveles muy bajos de tales sustancias o no se vieron expuestos a ellas en absoluto.
Aunque la producción de las sustancias organocloradas fue prohibida en Estados Unidos en 1977, tales compuestos pueden permanecer en el entorno y ser absorbidos en la grasa de los animales que nos sirven de alimento a los humanos, llevando así a que suframos una exposición a esas sustancias por vía alimentaria.
Lyall y sus colaboradores decidieron examinar minuciosamente qué efecto tienen las sustancias organocloradas durante el embarazo, dado que estas pueden atravesar la placenta y afectar al desarrollo neurológico del feto.
El equipo estudió una muestra de población de 1.144 niños nacidos en el sur de California entre 2000 y 2003.
Los resultados sugieren que la exposición prenatal a estas sustancias por encima de cierto nivel puede influir de manera perjudicial en el desarrollo neurológico.



