Zoología
La exposición a niveles elevados de CO2 altera la química cerebral de peces
En un estudio pionero se ha demostrado que una mayor concentración de dióxido de carbono (CO2), como la que se prevé que sea común en el mar en el futuro (y que ya se da en algunas zonas problemáticas) altera la química cerebral de algunos peces y puede llevarles a un deterioro neurológico severo.
La investigación es obra de especialistas de la Universidad de Miami, en Estados Unidos, y el Centro de Excelencia para Estudios sobre los Arrecifes Coralinos, dependiente del Consejo de Investigación Australiano (ARC, por sus siglas en inglés).
Conocer bien los efectos nocivos de unos niveles superiores de dióxido de carbono en el mar, los cuales provocan que este se vuelva más ácido, así como disponer de información detallada sobre cómo cambia la conducta de los peces dependiendo de los cambios en su química cerebral y sanguínea provocados por ese aumento del CO2 en el mar, permite a los científicos predecir mejor cómo resultarán afectados los peces ante futuras condiciones de acidificación oceánica.
El equipo de Rachael Heuer recogió peces de la especie Acanthochromis polyacanthus frente a la costa de una isla situada en la Gran Barrera de Coral, el arrecife coralino más grande del mundo, situado en el litoral australiano.
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Este es el arrecife de coral con la especie estudiada, la Acanthochromis polyacanthus. (Foto: Jodie L. Rummer)
Los peces recolectados fueron separados en dos grupos. A un grupo se le expuso a condiciones de CO2 ordinarias. Al otro se le expuso a los niveles elevados de CO2 que, según las estimaciones más aceptadas, existirán en un futuro próximo de manera generalizada, y que ya han sido observados en algunas áreas costeras. Tras la exposición, los peces fueron sometidos a una prueba de comportamiento, y se hicieron análisis de su química cerebral y sanguínea.
Los investigadores encontraron que los peces expuestos a niveles elevados de dióxido de carbono se comportaban de manera anormal en algunos aspectos. Su trastorno de conducta les llevaba a no huir de cierto peligro ambiental del que sí huían inteligentemente los del otro grupo. Las mediciones de la química cerebral y sanguínea proporcionaron pruebas adicionales de que el nivel alto de CO2 ocasionó el comportamiento alterado de los peces.



