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Lunes, 19 de Diciembre de 2016
Salud

Avance tecnológico para el estudio de sustancias que afectan la salud

En la vida cotidiana existen diferentes productos de consumo masivo —como cosméticos, alimentos, elementos de limpieza, plaguicidas o filtros UV— que pueden contener sustancias químicas denominadas "disruptores endócrinos", perjudiciales para el organismo. El INTI (Argentina) cuenta con laboratorios que se dedican a identificar y analizar este tipo de elementos contaminantes.

 

Entre los disruptores endocrinos más conocidos se encuentra el Bisfenol A (BPA), una sustancia utilizada principalmente en la fabricación de plásticos, clave en la producción de resinas epoxi y el policarbonato. Este último es ampliamente utilizado en la fabricación de botellas de agua, mamaderas, dispositivos médicos y dentales o lentes orgánicos. Las resinas epoxi recubren las latas contenedoras de alimentos. Lo interesante es que en nuestro país, se controla el contenido de BPA en elementos de puericultura como mamaderas y productos en contacto con alimentos.  

 

Especialistas del INTI ensayan estos contaminantes a pedido de empresas o en casos en los que se presente algún requerimiento legal de organizaciones, municipios o particulares. Un ejemplo en este sentido puede ser el estudio de aceites de transformadores eléctricos, donde se analizan las sustancias presentes y, si se sospecha un derrame, también los suelos donde se aloja el equipo. De las evaluaciones surge un informe que se le entrega al solicitante, para que pueda contar con información de rigor técnico y científico, y tomar medidas precautorias o de corrección.

 

“Si un industrial desea conocer si está trabajando o no con un disruptor, puede llamar al INTI para pedir asesoramiento. El problema mayor de estos es que basta con una pequeña exposición crónica para que se generen efectos adversos en la salud”, indica Martina Fernández del Centro INTI-Ambiente.

 

El sistema endócrino es el encargado de la regulación de un gran número de funciones del organismo como el desarrollo embrionario, crecimiento, reproducción o equilibrio (homeostasis). Las hormonas son los mensajeros químicos y están encargadas de la comunicación entre las células. Segregadas por células especializadas localizadas en glándulas endocrinas, viajan por el torrente sanguíneo hasta tejidos y órganos. Interactúan sólo con otras células que poseen un receptor específico.

 

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En el INTI se analizan sustancias denominadas "disruptores endócrinos", que alteran las funciones del organismo como el crecimiento o el metabolismo. (Foto: INTImedios)

 

Los disruptores endócrinos, también llamados disruptores ambientales u hormonas ambientales, funcionan asimilándose a las hormonas e interactuando con el receptor endócrino. Esto implica que pueden mimetizar la acción de hormonas, antagonizarlas, alterar su patrón de síntesis o metabolismo o modificar por ejemplo, la síntesis de la hormona tiroidea, entre otros efectos.

 

Una de las principales características de estas hormonas ambientales es que no presentan una relación dosis-respuesta lineal: los efectos traspasan generaciones. Sólo se necesitan pequeñas cantidades para provocar efectos adversos. Los efectos de exposición durante la gestación pueden manifestarse en la adultez. Los disruptores endocrinos actuan en forma conjunta potenciando su efecto.

 

Investigaciones internacionales han demostrado que estas sustancias presentan características de toxicidad particulares y por eso requieren una legislación para proteger la salud y el ambiente. Además deben trazarse medidas tendientes a eliminar o reducir al máximo la exposición a los mismos y evitar el contacto de niños y mujeres embarazadas, lactantes o en edad reproductiva, población vulnerable.

 

Analizar la presencia de estas sustancias contaminantes es de gran interés no solo para cuidar la salud de los consumidores sino también en materia de seguridad laboral en la industria. (Fuente: INTI-Comunicación, Valeria Montenegro)

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