Ingeniería
Exoesqueleto neurorrobótico de mano no invasivo para tetrapléjicos
Un consorcio de científicos europeos ha restaurado la función de agarre de seis tetrapléjicos usando un exoesqueleto neurorrobótico de mano no invasivo e híbrido.
Los participantes en el estudio pudieron, por ejemplo, comer y beber de forma independiente en un restaurante. Hasta ahora, se tendía a creer que la restauración de la funcionalidad de las manos fuera del laboratorio, basada en un sistema de conexión entre cerebro y máquina, implicaría una implantación quirúrgica de electrodos neurales. Sin embargo, la demostración llevada a cabo pone en tela de juicio esa idea, ya que todo lo conseguido se ha logrado utilizando la actividad cerebral eléctrica registrada desde la superficie exterior del cráneo, evitando así todo procedimiento quirúrgico.
El sistema fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Tubinga en Alemania, el Instituto de Biorrobótica de la Escuela Superior de Santa Ana, en Italia, y el Instituto Guttmann en España.
El nuevo método mejorará notablemente la calidad de vida después de una lesión de médula espinal en las vértebras superiores o de un derrame. El sistema traduce parte de la actividad eléctrica cerebral y de los movimientos oculares en movimientos de apertura y cierre de la mano, restaurando la función intuitiva de agarre hasta un nivel casi normal, según muestra el estudio. Gracias a un equipo portátil e inalámbrico integrado en una silla de ruedas, los participantes pudieron moverse libremente y usar el sistema en su entorno cotidiano.
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Surjo R. Soekadar (izquierda) con un participante en el estudio. (Foto: Surjo R. Soekadar)
Surjo Soekadar, el médico responsable y autor principal del estudio, cree que la tecnología se puede adaptar aún más. Él y sus colegas planean el desarrollo de sistemas neurorrobóticos inteligentes, sensibles al contexto y cosméticamente discretos, que los pacientes puedan montar en sus cuerpos sin ayuda.
Además de la mejora inmediata en la capacidad de realizar actividades cotidianas, probablemente habrá otras; estudios clínicos recientes sugieren que un uso repetido de tales exoesqueletos controlados por el cerebro podría inducir, en personas que han sufrido una lesión en la médula espinal o un derrame, una cierta recuperación neurológica. La neuroplasticidad potenciable con las interfaces cerebro-máquina, es por tanto un factor clave a tener en cuenta en los intentos de rehabilitar parte de la funcionalidad perdida.



