Psicología
Una referencia gráfica de lo cerca que estamos de una meta nos ayuda a esforzarnos
Tanto si estamos nadando en una piscina durante una competición deportiva, como si estamos ahorrando dinero con grandes sacrificios para comprarnos algo que nos hace mucha ilusión, tener a cada momento una constancia visual clara de cuánto nos falta para alcanzar la meta nos ayuda a no flaquear y a seguir adelante con nuestro esfuerzo.
Esta noción, que muchas personas ya intuían que era cierta, ha sido ahora corroborada en una nueva investigación, a cargo del equipo de Rajesh Bagchi y Amar Cheema, del Virginia Tech (Universidad Estatal e Instituto Politécnico de Virginia, Estados Unidos).
A través de diversos experimentos, se constató también que cuanto más fácil resulta contemplar gráficamente el progreso hacia un objetivo, más cercano parece estar éste para las personas que se esfuerzan en alcanzarlo. Y no es algo que se aplique sólo a metas físicas a las que haya que desplazarse, como en una maratón. La visualización de la distancia a la meta, cuando ésta no es un lugar físico sino tan sólo una noción abstracta del objetivo que se pretende lograr, logra de igual modo que las personas se sientan más motivadas y que perseveren en sus esfuerzos sin dejarse vencer por el desaliento anímico. Tener plena consciencia del progreso logrado, nos da ánimos para seguir adelante. Y de hecho, cuando esa representación gráfica indica claramente que lo que se ha hecho hasta el momento ya es más que lo que falta por hacer, es cuando más se suele elevar la motivación.![[Img #4651]](upload/img/periodico/img_4651.jpg)
Haber comprobado la realidad de este fenómeno tiene más aplicaciones prácticas de lo que podría parecer. Por ejemplo, puede servir para reducir la impaciencia de la gente que debe esperar a que llegue su turno para que la atiendan. En uno de los experimentos, que simulaba la espera ante la pantalla de un ordenador para que comenzase un chat del usuario con un técnico que debía asesorarle sobre un programa informático, se comprobó que quienes podían ver el tiempo transcurrido y el restante, representados mediante la típica barra de un color que se va llenando de otro color desde un extremo, tendían más a seguir esperando en vez de renunciar, que quienes no disponían de un modo gráfico claro de ver cuánto habían progresado hacia su objetivo.


