Ecología
El alcance de las políticas de prevención de incendios forestales
No es fácil determinar cómo ha cambiado a lo largo de décadas o siglos el impacto del fuego en grandes áreas de bosque. Sin embargo, los propios árboles pueden servir como "cajas negras" de catástrofes antiguas, y sus anillos de crecimiento anual son especialmente buenos como registro de incendios, incluso de algunos acaecidos varios siglos atrás.
Charles Lafon de la Universidad A&M de Texas ha estudiado la historia de los incendios forestales en toda la región sur y central de los Montes Apalaches. Los árboles pueden revelar información clave sobre los incendios, y algunos árboles tienen mucho que decir al respecto.
Lafon analizó los anillos de crecimiento anual de los árboles de varias especies de pino, y encontró evidencias claras de "cicatrices", una desfiguración de la madera que es la señal inequívoca de que el vegetal sufrió los efectos de un incendio en el pasado. Otros exámenes indicaron también que los árboles en la zona habían sufrido numerosos incendios durante los últimos siglos.
Lafon y sus colaboradores descubrieron un árbol que sufrió 14 incendios distintos a lo largo de su vida. Y hay muchos otros árboles que han soportado más de un incendio. Al combinar entre sí los datos sobre las "cicatrices" dejadas por el fuego en numerosos árboles, el equipo de Lafon ha constatado que los incendios se produjeron con bastante frecuencia, aproximadamente una vez cada 2-10 años. Algunos árboles tenían cicatrices que datan nada menos que de mediados del siglo XVII. Hasta el momento, los investigadores no han descubierto ningún árbol lo bastante viejo como para proporcionar un registro de incendios acaecidos antes del siglo XVII.
Lafon cree que probablemente los incendios se desencadenaron por una combinación entre actos humanos y la caída de relámpagos. En el caso de los incendios causados por la mano humana, bastantes de ellos pudieron ser intencionados, con el fin de vaciar terrenos para dedicarlos luego a la agricultura o para convertirlos en prados en los que dejar pastar al ganado.
Afortunadamente, como ha comprobado el equipo de Lafon, los incendios registraron una notable disminución después de la década de 1930. Ese punto de inflexión coincide aproximadamente con la época en que el Servicio Forestal de Estados Unidos y otras agencias del país comenzaron a promover la concienciación del público acerca de los daños causados por los incendios forestales, e introdujeron campañas para inculcar a la gente las medidas preventivas que podían adoptar para evitar los incendios forestales. El esfuerzo de concienciación valió la pena, pues en los últimos 50 a 70 años se han producido menos incendios que antes. Pero no conviene bajar la guardia, ya que el calentamiento global está incrementando el riesgo de incendios forestales en casi todo el mundo.