Astronáutica
Doble acoplamiento en órbita
Con el exitoso acoplamiento de dos naves automáticas junto a sus correspondientes objetivos, una rusa y la otra china, se han disipado los temores de que un fallo pudiera coartar la continuidad de los respectivos programas de estaciones espaciales.
La nave de carga Progress M-13M, después de dos días de maniobras orbitales, se acercó de forma automática hasta la estación espacial internacional el 2 de noviembre y se unió sin dificultades al módulo Pirs a las 11:41 UTC. La tripulación del complejo orbital vigiló en todo momento la maniobra, lista para intervenir de forma manual en caso de que el sistema automático de la cosmonave hubiera dado síntomas de problemas durante la aproximación.
Con la unión de la M-13M, y sobre todo con su exitoso lanzamiento, vuelve la normalidad a la ISS. Además de traer casi tres toneladas de suministros, la misión demuestra el funcionamiento de la etapa superior del cohete Soyuz, lo que da luz verde al despegue de los próximos tres astronautas que se alojarán en la estación.La actual tripulación de la ISS, Mike Fossum, Sergei Volkov y Satoshi Furukawa, descargarán durante los próximos días los contenidos del vehículo, que permanecerá junto al complejo hasta el mes de enero.
El otro acoplamiento celebrado durante el 2 de noviembre es incluso más extraordinario, ya que la nave no tripulada china Shenzhou-8 logró unirse sin problemas a la estación espacial Tiangong-1, demostrando todas las técnicas necesarias para el envío de astronautas a esta última, el año que viene. Además, la misión demuestra que China puede construir una estación mayor, equipada con varios módulos que se irán acoplando entre sí.
Utilizando un sistema de acoplamiento comprado a los rusos, basado en el que fue desarrollado para la misión Apolo-Soyuz, la maniobra tenía grandes oportunidades de éxito. Todo comenzó, tras el lanzamiento, con la realización de hasta cinco maniobras de ajuste de órbita, de modo que la SZ-8 quedó a la vista de su objetivo.
A unos 50 km de distancia entre sí, los controladores chinos recibieron imágenes y telemetría de los dos vehículos, que iniciaron la fase final del encuentro. Una serie de equipos en la SZ-8, incluyendo un radar y otros sensores, captaron y procesaron los datos de navegación que permitieron a la nave acercarse poco a poco a la Tiangong-1.
Por fin, a las 17:28 UTC, se constataba el contacto definitivo, en la zona nocturna de la órbita para disminuir en lo posible las interferencias de la luz solar sobre los sensores ópticos. Las cámaras instaladas en los dos vehículos permitieron seguir la maniobra con todo detalle. El acoplamiento quedó poco después asegurado gracias a un mecanismo específico, y las dos naves pudieron comunicarse entre sí eléctricamente.
La SZ-8 pasará 8 días unida a la Tiangong, simulando una misión tripulada. Esta última se encargará de mantener la orientación del conjunto. Transcurrido ese tiempo, la primera se separará y se alejará algo más de un kilómetro y medio, para volver a intentar otro acoplamiento, esta vez en la porción diurna de la órbita. Si lo consigue, permanecerá unida a la estación durante dos días más, antes de abandonarla definitivamente y regresar a la Tierra, el 17 de noviembre.
La Tiangong-1 permanecerá entonces en solitario en el espacio, a la espera de la llegada de los primeros visitantes humanos, que aprovecharán su misión para ensayar un acoplamiento manual. Eso ocurrirá en 2012. Si todo va bien, otro vuelo tripulado podría dirigirse al complejo ese mismo año, o el siguiente. En una de estas dos misiones está prevista la presencia de la primera astronauta china.