Entrega del podcast Ciencia y genios, con textos a cargo de Carmen Buergo, en Ciencia para Escuchar, que recomendamos por su interés.
Cuando Galileo apuntó su recién inventado telescopio hacia Saturno, en 1610, no supo interpretar la borrosa imagen que se ofrecía ante sus ojos; su instrumento era demasiado rudimentario como para mostrar la realidad. Saturno parecía poseer dos protuberancias semejantes a "orejas" o "asas" producidas quizás – aventuró el sabio – por dos enormes lunas situadas a ambos lados del planeta.
Galileo volvió a intentar la observación varios años más tarde, pero aquellas protuberancias habían desaparecido misteriosamente.
Casi cuarenta años después, cuando los telescopios habían revolucionado la forma de mirar los cielos, el científico holandés Christian Huygens apuntó hacia Saturno una versión perfeccionada del instrumento, construido con lentes pulidas por sus propias manos.
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