Paleontología
Casi 50 millones de años atrás, los ácaros ya se valían de otros animales para desplazarse
Se ha conseguido obtener una serie de asombrosas imágenes tridimensionales de un ácaro prehistórico en el lomo de una araña de casi 50 millones de años de antigüedad.
Con tan sólo 176 micrómetros de largo y apenas visible a simple vista, el ácaro, atrapado en ámbar, es, que se sepa, el fósil de artrópodo más pequeño que se haya analizado con técnicas de Tomografía Computerizada de Rayos X.
El hallazgo también demuestra que hace casi 50 millones años ya había animales que se desplazaban de un sitio a otro aprovechándose de otros más grandes y de distinta especie encima de los cuales se subían.
Mediante la tomografía computerizada, el equipo de David Penney, Richard Preziosi y Phil Withers, de la Universidad de Manchester, Reino Unido, y Jason Dunlop, de la Universidad Humboldt en Berlín, logró separar digitalmente al ácaro de la araña, con el fin de poder examinar los rasgos más importantes en la parte inferior del ácaro necesarios para su identificación. El espécimen, que es un caso muy infrecuente en el registro fósil, constituye posiblemente el ejemplar más antiguo conocido de la familia Histiostomatidae, existente aún en la actualidad.
El ámbar es un depósito extraordinario de escenas de la vida pretérita en el registro fósil. En muchos casos, los organismos quedaron apresados de forma instantánea, falleciendo de inmediato, y se han conservado de manera notablemente fiel, mostrando todavía la postura y actitud que tenían justo antes de quedar aprisionados.
Estos casos de animales inmovilizados de repente nos pueden decir mucho sobre las interacciones en ecosistemas del pasado. Sin embargo, la mayoría de los fósiles preservados en ámbar consisten en insectos individuales, o a veces en varios insectos juntos pero sin evidencia demostrable de interacción directa. El asombroso ejemplar descrito en el nuevo estudio, un ácaro a lomos de una araña, es el tipo de hallazgo que, haciendo un cálculo aproximado, sólo aparece en uno de cada cien mil ejemplares, según valora Penney.