Medicina
Los científicos entran en contacto con la biología del dolor subyacente
Gracias a los resultados de dos estudios, los científicos ahora entienden mejor por qué las neuronas sensoriales a veces registran toques ligeros como dolorosos (una condición común y debilitante denominada alodinia mecánica) tras una lesión en ratones y humanos.
Identificaron un canal iónico involucrado en la señalización de las neuronas sensoriales como culpable subyacente del desarrollo de hipersensibilidad al dolor, un hallazgo que podría conducir a nuevas estrategias terapéuticas para la alodinia.
Los seres humanos y otros mamíferos contienen subconjuntos distintos de neuronas sensoriales que pueden distinguir entre sensaciones como el roce de una pluma y el pinchazo de una espina. Sin embargo, la inflamación, la lesión nerviosa y otras formas de trauma pueden alterar estas sensaciones, haciendo que los toques inocuos se vuelvan intensamente dolorosos.
Esta condición es una importante preocupación para los investigadores y clínicos que trabajan en el ámbito del dolor clínico, pero es necesario seguir investigando para determinar los factores que distorsionan la percepción del dolor a nivel molecular.
(Foto: M. Szczot et al., Science Translational Medicine (2018))
Swetha Murthy y sus colegas se centraron en la función del canal iónico Piezo2, del que anteriormente se había demostrado que desempeña un papel clave en la sensación táctil. Después de descubrir que la activación de las neuronas que expresan Piezo2 inducía sensaciones de dolor en ratones, los investigadores descubrieron que los roedores deficientes en Piezo2 no registraban dolor en respuesta a toques suaves en varios modelos de alodinia mecánica.
En un segundo estudio, Marcin Szczot y sus colegas utilizaron técnicas de imagen para estudiar las neuronas sensoriales en ratones y observaron que Piezo2 era necesario para las respuestas a estímulos mecánicos suaves (incluyendo soplos de aire y vibraciones) pero no para la sensación de dolor normal. También identificaron a cuatro individuos con mutaciones que resultaban en la pérdida de la función Piezo2 y observaron que no percibían como dolorosos unos cepillos suaves cuando se aplicaban a un punto inflamado en el antebrazo, lo que indica que el bloqueo de la función Piezo2 podría prevenir la alodinia sin afectar a las respuestas frente al dolor normal. (Fuente: AAAS)