Control directo del sistema nervioso autónomo sobre la proliferación de células madre

Las células madre somáticas están constantemente regenerando células por todo el cuerpo: por ejemplo, la piel y el recubrimiento del intestino. Y, como queda claro en una investigación reciente, representan un potencial sin explotar.

Si pudiéramos encontrar una forma de controlar la proliferación de células madre en el cuerpo, tendríamos a nuestro alcance beneficios médicos muy importantes, incluyendo desactivar la proliferación de las células madre del cáncer o inducirla en las células somáticas allí donde se necesite que crezca tejido. En estos términos se expresa Elizabeth Davis, coautora del nuevo estudio. Ella y Megan Dailey, ambas de la Universidad de Illinois en Estados Unidos, han presentado recientemente los resultados de dicho estudio. Uno de los más destacables es la demostración, por vez primera, de que la proliferación de células madre está controlada directamente por el sistema nervioso autónomo.

Dicho sistema nervioso controla todas nuestras funciones inconscientes: respiración, flujo sanguíneo, digestión, etc. Sus dos redes principales de fibras nerviosas recorren todo el cuerpo desde el cerebro, existiendo neuronas que alcanzan casi todos los órganos. Estas neuronas liberan unas sustancias llamadas neurotransmisores, que pueden afectar directa o indirectamente a las células objetivo.

Cuando los neurotransmisores se unen a receptores en las membranas de ciertas células, provocan una respuesta directa dentro de ellas. Pero los cambios en las células pueden también suceder cuando los neurotransmisores inducen un estado general de inflamación o alteran el flujo sanguíneo, una ruta indirecta de acción para el sistema nervioso autónomo.

Megan Dailey (izquierda) y Elizabeth Davis. (Foto: Lauren D. Quinn, University of Illinois)

Antes del nuevo estudio, la comunidad científica ya sospechaba que el sistema nervioso autónomo estaba implicado en la proliferación de células madre, pero se desconocía si la relación era directa o indirecta.

Una relación directa ofrece mejores posibilidades a la hora de intervenir con fármacos para tratar enfermedades. Si quisiéramos cambiar el potencial de regeneración de un órgano, por ejemplo, no necesitaríamos estimular ni suprimir la actividad de esas neuronas. En su lugar, podríamos simplemente averiguar qué neurotransmisores están controlando la proliferación celular y después llevar la sustancia de interés a esas células madre a través de un suministro dirigido de fármacos, tal como explica Dailey.

Para comprobar la relación, las investigadoras se centraron en células madre del recubrimiento intestinal de ratones. Hallaron no solo que las células madre tenían receptores para los neurotransmisores del sistema nervioso autónomo, sino también que estos neurotransmisores cambiaban el comportamiento de las células, justamente lo que cabe esperar de una relación directa.

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