La recuperación tras un derrame cerebral depende también de la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales

El cuerpo calloso, una región cerebral que equivale a un puente que cruza por encima de un río para conectar las dos mitades de una ciudad, es el principal conducto por donde fluye la información entre los hemisferios derecho e izquierdo de nuestro cerebro. Se trata de una franja gruesa de fibras nerviosas que conecta entre sí a las dos mitades del cerebro, y de esta forma posibilita el rápido intercambio de información entre ambos hemisferios.

La estructura del cuerpo calloso desempeña un papel importante en la recuperación de las capacidades motoras después de un derrame cerebral. Así se ha confirmado en un nuevo estudio que indica que en pacientes afectados por un derrame en los que el movimiento de una mano estaba particularmente mermado, este canal de comunicación entre los dos hemisferios cerebrales estaba muy dañado.

Para relacionar la función cerebral con la estructura anatómica, en este estudio unos científicos del Instituto Max Planck para la Investigación Neurológica y el Departamento de Neurología en el Hospital Universitario de Colonia, Alemania, pidieron a unos pacientes que realizaran ciertos movimientos simples usando la mano afectada por el derrame, y registraron su actividad cerebral usando resonancia magnética funcional por imágenes. Luego, los datos obtenidos de esta forma fueron comparados con datos del mismo tipo pero obtenidos de individuos sanos. Tal y como se esperaba por los resultados de pruebas anteriores, en comparación con el grupo de control, los que habían padecido un derrame realizaron los movimientos más despacio y tuvieron una mayor actividad en ambos lados del cerebro. La mayor actividad en el hemisferio sano del cerebro, en especial, es indicio de la alteración en el procesamiento de los "programas" motores entre los dos hemisferios cerebrales. Se podría decir que el cerebro intenta compensar las deficiencias estructurales aumentando la actividad.

Para comprobar la conexión estructural entre las áreas cerebrales, los investigadores usaron resonancia magnética del tipo dMRI. En comparación con el grupo de control, los que habían padecido un derrame tuvieron valores inferiores de difusión en la región del cuerpo calloso. Esto indica que el derrame dañó esa conexión de comunicaciones entre ambos hemisferios.


Por tanto, además de la muerte celular en el área principal del derrame, los daños ocasionados a una estructura conectiva distante desempeñan un papel crucial en la incapacidad que experimentan estos pacientes para recuperar completamente sus capacidades motoras originales.

Es por esto que Christian Grefkes y sus colegas actualmente están examinando si pueden regenerar la comunicación entre los hemisferios cerebrales a través de un tratamiento temprano de estimulación regular. Su objetivo a largo plazo es mejorar los déficits motores en estos pacientes.