Geoceldas: un producto, múltiples soluciones

Los materiales geosintéticos existen como respuesta a la necesidad que tiene el ser humano de dominar la tierra y adecuarla a la construcción de diversas estructuras. Puede tratarse de una laguna artificial, una pista de aterrizaje de aviones o un talud; los geosintéticos tienen una respuesta a muchos problemas de la construcción y preparación de terrenos.

Dentro de este grupo de materiales, destacan las geoceldas como las más versátiles. Las geoceldas funcionan con un sistema de confinamiento geocelular el cual “atrapa” los materiales que rellenan sus células, las cuales conforman estas estructuras semirrígidas tridimensionales.

Arena, grava, tierra compactada y concreto son los materiales que normalmente se utilizan para rellenar las células y lograr estabilización por medio de la mecánica de expansión y flexibilidad que brindan paredes de dichas células.

Su mayor beneficio es la estabilización de superficies de baja capacidad portante, pero hoy se utilizan como un relleno eficaz y sostenible antes de capas de pavimentación y también para reafirmar el enraizamiento en superficies inclinadas. Estas son algunas de las soluciones más comunes:

• Construcción de muros de contención

Los muros de contención convencionales suelen estar formados por el apilamiento de escolleras y gaviones, los cuales protegen a los márgenes de los canales. Pero las geoceldas están ganando terreno en esta aplicación debido a que son una solución más práctica y económica.

El relleno local puede ser utilizado como el material de relleno de las geoceldas. Siempre que este quede bien compactado, la estabilidad no estará en juego. Además, se requiere de menos maquinaria para la instalación y se ahorran los gastos de traslado de materiales.

Asimismo, las geoceldas aplicadas en muros de contención representan una alternativa sostenible debido a que facilitan el enraizamiento y el crecimiento de material vegetal hacia el exterior de los muros, dando además un aspecto estético más fino que el de otros materiales.

Otra ventaja de utilizar geoceldas para construir muros de contención es su característica de maleabilidad. Terrenos con dimensiones agudas o irregulares pueden ser cubiertos de manera más segura con geoceldas que con bloques de otros materiales con medidas estándar no modificables.

• Contención de superficies transitables

En esta categoría de soluciones brindadas por las geoceldas se distinguen dos tipos de superficies: pavimentadas y no pavimentadas.

Las vías rurales, calles o carreteras de tierra, arena y grava, sufren los problemas de la erosión, la cual deteriora rápidamente la regularidad de estos terrenos. La baja capacidad portante de estos suelos debido a su estructura molecular hace que ante las mínimas fuerzas sufran deformaciones rápidamente.

Para estos suelos, la aplicación de geoceldas representa una solución estabilizadora que los vuelve una estructura de comportamiento monolítico, evitando el desplazamiento o el empuje. Para que sean una solución, las geoceldas deben aplicarse antes de la capa superior de suelo y ser rellenadas con el material del suelo local. Algunas calles de granza en Argentina son un ejemplo perfecto.

Asimismo, este es el mismo principio que vuelve a las geoceldas una solución para dar estabilidad y lograr ahorros en materiales de superficies pavimentadas. Antes de la aplicación del pavimento, las futuras vías necesitan de un terreno sólido sobre el cual asentarse. Muchas veces esto se consigue mediante un relleno de grandes cantidades materiales de otro suelo.

Las geoceldas permiten reducir la cantidad de relleno, lo que también conlleva a una reducción de la cantidad de asfalto, abaratando costos y logrando mejores efectos ambientales.

• Estabilización de terrenos inclinados

La tecnología de confinamiento celular no solamente permite la estabilización de terrenos de tránsito y de muros de contención. Una de las soluciones que más popularidad gana por estos días es la de contención de terrenos inclinados.

En terrenos de siembra inclinada, las geoceldas comienzan a ser utilizadas gracias a su resistencia  a la degradación por acción ambiental (75 años) y a las facilidades de enraizamiento que proveen. Además, permiten una geometría más exacta dentro de los campos, lo que es especialmente útil para delimitar zonas y patrones de riego.

La acción de la gravedad puede ocasionar derrumbe de las capas superficiales de suelo (y del material vegetal) cuando el enraizamiento no es el adecuado. Dentro de las paredes celulares se encuentran orificios que permiten la elasticidad y mejor fluencia de este geosintético. Las raíces pueden servirse de estos orificios para lograr firmeza. Y como estos mismos orificios permiten las escorrentías también son una fácil manera de asegurarse la hidratación de las plantas.

Como vemos, las geoceldas brindan soluciones realmente versátiles para ser aprovechadas por quienes tengan conocimientos, imaginación y sobre todo la disposición de hacer una obra duradera y de bajo impacto ambiental. Esta tecnología de estabilización mecánica está revolucionando la ingeniería y todo parece indicar que con el tiempo nacerán más usos y soluciones.