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Jane Davidson y Wojciech Lipinski de la Universidad de Minnesota, y sus colaboradores, están usando la energía solar concentrada en experimentos para encontrar la manera más eficaz de convertir el dióxido de carbono y el agua en un gas sintético.
Este gas sintético es fácil de transportar mediante gasoductos y también se le puede convertir con facilidad en hidrocarburos líquidos con gran densidad de energía, específicamente en combustibles sintéticos con propiedades equivalentes a los combustibles derivados del petróleo. Un análisis realizado por investigadores de la citada universidad y del Laboratorio Nacional de Sandia indica que el proceso entero de producción de combustibles sintéticos energizado por la luz del Sol podría hacerse con un 9 por ciento de eficiencia y sin gastar ni una pizca de combustibles fósiles.
El equipo de Davidson estima que con este 9 por ciento, una eficiencia varias veces mayor que la que tiene actualmente el uso de biocombustibles, sería posible reemplazar todo el petróleo consumido hoy en día en Estados Unidos. Para lograrlo, habría que instalar paneles solares en una superficie total de15 millones de acres (unos 6 millones de hectáreas). Ése es el tamaño del estado de Virginia Occidental, y también es la mitad del terreno usado para autopistas.
Davidson y sus colegas ya han producido gas sintético en su laboratorio mediante este procedimiento. Ahora están en el proceso de desarrollar los prototipos industriales. Mientras Davidson y Lipinski se concentran en la construcción de los nuevos modelos, Andreas Stein, profesor de química de la Universidad de Minnesota, está investigando nuevos materiales junto a sus colaboradores del Caltech (Instituto tecnológico de California) y de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles). Esos nuevos materiales podrían aumentar la eficiencia del proceso de elaboración de los combustibles sintéticos.
Si se adopta esta tecnología, el proceso de fabricación de combustibles sintéticos haría que éstos no aportasen nada de carbono extra a la atmósfera, en el sentido de que la cantidad de dióxido de carbono que emitirían durante su combustión sería la misma que se habría extraído previamente de la atmósfera para la elaboración de tales combustibles.
Además, como los combustibles sintéticos pueden ser iguales a los combustibles convencionales, no requerirían de una nueva infraestructura para su distribución y uso.
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