Entomología
Una proteína cerebral de los saltamontes, crucial para su conducta en enjambres
Una nueva investigación ha encontrado que una proteína, asociada con el aprendizaje y la memoria, desempeña un papel fundamental cambiando el comportamiento de los saltamontes desde el propio de langostas solitarias e inofensivas al de enjambres enormes y voraces.
Las langostas del desierto (Schistocera gregaria) son una especie de saltamontes que ha evolucionado hacia una disposición del tipo “Dr. Jerkill y Mr. Hide” para sobrevivir en su duro ambiente. En su fase solitaria, evitan a otras langostas y están presentes en el terreno en muy bajas densidades, sin representar, por tanto, una amenaza significativa. Cuando llegan las lluvias esporádicas y el alimento es más abundante, su población aumenta, y eso prepara el escenario para su transformación en Mr. Hide.
A medida que la lluvia cesa, los saltamontes se van viendo obligados a concentrarse en parcelas cada vez más pequeñas de vegetación. Esto las fuerza a estar en estrecha proximidad a otras langostas, lo cual provoca en estos singulares animales una transformación, poco comprendida por la ciencia, hacia su “fase gregaria”. En esta fase, aumenta su movilidad, buscan activamente la compañía de sus congéneres, y forman así enormes enjambres que arrasan campos de cultivo y otras tierras con vegetación, en su búsqueda de comida. La fuerza del número las vuelve poderosas, y amedrentan a depredadores y humanos, lo que las ayuda a proseguir con su invasión.
La nueva investigación, liderada por Swidbert Ott, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, en colaboración con la Universidad de Lovaina en Bélgica, exploró el papel, en esta transición, de una proteína específica de señalización en el cerebro de las langostas, conocida como proteína quinasa A.
El equipo de investigación ha descubierto que esa proteína, que en otros animales suele estar asociada con el aprendizaje, ha sido adoptada en el saltamontes para controlar su transición desde un comportamiento solitario a una conducta gregaria.
El equipo de Ott ha elaborado la hipótesis de que el proceso a través del cual las langostas "recuerdan" la experiencia de agruparse y modificar apropiadamente su comportamiento, se asemeja al aprendizaje. La proteína de “aprendizaje” actúa como un interruptor molecular en un bucle de realimentación social, porque el comportamiento gregario asegura que se mantenga el enjambre.
Los nuevos resultados indican que el mecanismo bioquímico que activa la formación del enjambre en el saltamontes es similar al que le permite al Ser Humano y a otros animales reaccionar a cambios sociales.
Los saltamontes Schistocera gregaria son una de las plagas de insectos más devastadoras, afectando al 20 por ciento de la superficie terrestre mundial, con enjambres periódicos que pueden llegar a contener hasta miles de millones de langostas, y que se extienden por muchos kilómetros cuadrados. Diferentes especies de saltamontes continúan infligiendo daños severos a la agricultura de extensas regiones de África y China. Y, a veces también en otras partes del mundo. Por ejemplo, en Noviembre de 2008, enjambres de seis kilómetros de extensión invadieron diversas zonas de Australia.