Geología
Envenenamiento por mercurio, ¿el actor oculto en la peor extinción masiva?
La extinción más grande de la historia de la Tierra ocurrió hace alrededor de 250 millones de años, durante la etapa final del Periodo Pérmico. En esa época, todos los continentes estaban agrupados en un supercontinente llamado Pangea. El medio ambiente variaba desde el propio de las zonas de desierto hasta el típico de los bosques frondosos. Los vertebrados de cuatro extremidades se estaban diversificando, y entre ellos había anfibios, reptiles y un grupo que, tiempo después, incluiría a los mamíferos. Aún faltaba bastante tiempo para que los dinosaurios se convirtieran en la forma de vida dominante.
En esa extinción de hace 250 millones de años, alrededor del 95 por ciento de la vida marina y el 70 por ciento de la vida terrestre se extinguieron. La idea más aceptada es que se desencadenaron erupciones volcánicas cuya lava incendió inmensos yacimientos de carbón, con el resultado de emisiones colosales de dióxido de carbono y otras sustancias tóxicas que exterminaron a cuantiosas formas de vida. Eso provocó además un cambio climático abrupto.
Ésta fue la etapa de mayor actividad volcánica en la historia de nuestro planeta, y en la actualidad se sabe que la fuente natural más grande de mercurio es la aportada por las erupciones volcánicas. El papel potencial del mercurio en aquel cataclismo no se había tenido en cuenta, hasta ahora. En un nuevo estudio, se ha analizado su alcance, y la conclusión es que ejerció un papel mucho mayor de lo creído en el exterminio. El envenenamiento por mercurio podría ser el actor oculto en la extinción masiva de hace 250 millones de años.
El equipo de los profesores Steve Grasby, Hamed Sanei y Benoit Beauchamp, de la Universidad de Calgary en Canadá, ha llegado a la conclusión de que la entrada del mercurio en grandes cantidades en el ecosistema tuvo un potente efecto aniquilador. El sistema oceánico natural de amortiguación química fue sobrepasado, y la sobrecarga de mercurio ejerció su nefasto poder tóxico, contribuyendo a la pérdida del 95 por ciento de la vida marina.
En condiciones normales, las algas suelen enterrar el mercurio en el sedimento, mitigando su efecto letal sobre los océanos. Pero en aquella ocasión, la carga contaminante era tan grande que no se pudo detener el daño.
La tasa de deposición del mercurio debió ser mucho mayor a finales del Pérmico que con las emisiones causadas por actividades humanas en nuestros días. En algunos casos, los niveles de mercurio en el océano eran similares a los que podemos encontrar hoy día cerca de los estanques altamente contaminados en las inmediaciones de las fundiciones.


