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Redacción
Miércoles, 15 de Enero de 2020
Física

Lord Kelvin también cometió errores

Aunque la ciencia se basa en la teoría y la demostración, no está exenta de errores, la mayoría de las veces involuntarios, que requieren antes o después de posteriores correcciones. Esto era especialmente frecuente en el pasado, cuando las investigaciones las hacían científicos que trabajaban más en solitario o cuando el instrumental no era lo bastante preciso. Otras veces, el prestigio de algunos investigadores les hacía imponer posturas o visiones que después demostraron ser erróneas. Ocurre pues que incluso los más brillantes científicos de la historia han podido cometer equivocaciones que les acabaron dejando en mal lugar. Lord Kelvin fue uno de estos genios, un científico británico que tropezó en más de una ocasión.

 

Conocido sobre todo por su famosa escala de temperatura, lord Kelvin fue uno de los mayores científicos británicos y del mundo en su época. Sus trabajos se valoraban tanto como sus opiniones, y eso le hizo cometer algunos errores que también pasaron a la historia.

 

Nació en 1824, como William Thomson, y muy pronto se convirtió en un fabuloso físico matemático. Sus aportaciones fueron tantas y tan importantes, en la ingeniería o en la termodinámica, por ejemplo, que le fue otorgado el título nobiliario de barón de Kelvin en 1892. Su reconocimiento le valió no solo fama sino también dinero, y ante una posición tan elevada se sintió a menudo compelido a opinar, a veces negativamente, sobre el trabajo de sus otros colegas.

 

Estos le respetaban sobremanera. No en vano fue capaz de determinar el valor exacto del cero absoluto de temperatura (0 grados Kelvin), estableciéndolo en -273,15 grados Celsius, y sus trabajos y enseñanzas en la Universidad de Glasgow le proporcionaron un prestigio que pocos tenían. Además, era un hombre inquieto y gustaba de estar al día de los avances científicos, sobre los que opinaba de forma habitual. Cristiano devoto, algunos de dichos avances contradecían sus creencias y solía criticarlos.

 

Con el paso de los años, lord Kelvin se fue haciendo más conservador y dudaba de muchas cosas nuevas. En 1895 se anunció el descubrimiento de los rayos X, y Kelvin se apresuró a calificar a sus propiedades de fraude. Simplemente, se negó a creer lo que Röntgen había acabado de descubrir, por considerarlo demasiado fantástico. Pero este no se amilanó y le escribió junto con sus trabajos científicos y las correspondientes pruebas, de modo que lord Kelvin tuvo que dar su brazo a torcer e incluso aceptó someterse a una sesión de rayos X durante la cual pudo comprobar en qué medida estos podían mostrar los huesos de las personas.

 

En 1902 determinó de forma contundente que las promesas de la aviación jamás llegarían a cumplirse, a diferencia de otros científicos que lo veían como un progreso inminente. Kelvin solo aceptaba el uso de globos aerostáticos, a los que consideraba de todas maneras poco útiles. Curiosamente, solo un año después, los hermanos Wright lo dejaron en evidencia, gracias al corto viaje de su avión, que sorprendió a todo el mundo.

 

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Lord Kelvin. (Foto: Wikimedia Commons)

 

Los mayores errores de lord Kelvin

 

Ciertos trabajos de lord Kelvin en algunos campos de la ciencia han tardado en ser comprobados, y otros le indujeron a cometer errores. Así, llegó a la conclusión de que el oxígeno de la atmósfera terrestre no duraría para siempre, en vista de que la combustión necesitaba de este gas y que su disponibilidad era limitada. En 1898 calculó que, aun suponiendo que la fotosíntesis de las plantas generaba oxígeno, este se agotaría pasados cuatro siglos. Ese decir, Kelvin pronosticaba un feo futuro para la humanidad y para las demás especies que lo necesitaban para vivir. Tendrían que pasar años hasta que otros científicos demostraron que existían otros organismos fotosintéticos aparte de las plantas, y que había otras fuentes de oxígeno en el mundo. De hecho, un siglo después se descubrían algunas de las principales fuentes de producción de oxígeno en la Tierra, como la cianobacteria marina Prochlorococcus. Ello demostró que no se puede ser categórico si no se tiene toda la información o los datos disponibles son limitados.

 

Otro error conocido de lord Kelvin fue su estimación de la edad de nuestro planeta. Aunque él creía en lo que al respecto afirmaba la Biblia, utilizó sus conocimientos de termodinámica para calcular que la Tierra tenía entre 24 y 100 millones de años, quedándose muy corto. Sus cálculos procedían de estimar que el planeta había sido originalmente una bola incandescente, de modo que midió el tiempo necesario para que este se enfriara lo suficiente. La cifra de Kelvin ya contradecía la teoría de la evolución, que requería de mucho más tiempo para la aparición de organismos avanzados, pero a pesar de todo estaba convencido de que tenía razón. Cuando se descubrieron la radiactividad y la presencia de elementos radiactivos en el interior terrestre, los cuales emiten calor de forma constante, quedó claro que los cálculos no podían ser correctos. Más aún cuando la Tierra no se enfrió por conducción sino que intervinieron otros fenómenos como la convección y el desplazamiento de las placas continentales. La Tierra, ahora sabemos, se originó hace 4.500 millones de años, tiempo suficiente para el pleno desarrollo de organismos avanzados en ella.

 

Un último error atribuido a Kelvin, en cambio, es falso. Él nunca dijo que ya nada quedaba por descubrir en la física en su época, algo a todas luces evidente en la actualidad. (Fuente: NCYT Amazings)

 

 

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