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Redacción
Miércoles, 19 de Febrero de 2020
Climatología

El deshielo ártico está cambiando una vital corriente oceánica

Unos científicos de la NASA han medido cómo la afluencia de agua fría y dulce está afectando al Giro oceánico de Beaufort. Esta importante corriente circular ártica es en los últimos tiempos más rápida y más turbulenta como resultado del rápido derretimiento de hielo. La corriente es una pieza clave en el delicado ambiente ártico, cuyo componente marítimo está cada vez más lleno de agua dulce, un efecto del cambio climático causado por el ser humano.

 

Valiéndose de 12 años de datos satelitales, el equipo de Tom Armitage, un experto en el medio polar, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en Pasadena, California, Estados Unidos, ha medido cómo el Giro de Beaufort ha equilibrado precariamente una afluencia de cantidades sin precedentes de agua fría y dulce, un cambio que podría alterar las corrientes en el Océano Atlántico y enfriar el clima de Europa occidental.

 

El Giro de Beaufort mantiene el ambiente polar en equilibrio al almacenar agua dulce cerca de la superficie del océano. El viento empuja al Giro en el sentido de las agujas del reloj alrededor del Océano Ártico occidental, al norte de Canadá y Alaska, donde de manera natural recolecta agua dulce del deshielo glacial, la escorrentía de ríos y la precipitación. Esta agua dulce es importante en el Ártico, en parte porque flota sobre el agua más cálida y salada y ayuda a proteger el hielo marino del derretimiento, lo que a su vez ayuda a regular el clima de la Tierra. Luego, el Giro libera lentamente esta agua dulce en el Océano Atlántico durante décadas, permitiendo que las corrientes atlánticas la transporten en pequeñas cantidades.

 

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Esta masa de hielo marino del Ártico fue fotografiada en 2011 durante la misión ICESCAPE de la NASA, una investigación a bordo de un barco para estudiar cómo las condiciones cambiantes en el Ártico afectan a la química y a los ecosistemas del océano. La mayor parte de la investigación tuvo lugar en el mar de Beaufort y en el de Chukotka en 2010 y 2011. (Foto: NASA / Kathryn Hansen)

 

Más agua dulce de lo normal, debido al deshielo

 

Sin embargo, desde la década de 1990, el Giro ha acumulado una gran cantidad de agua dulce, unos 8.000 kilómetros cúbicos (1.920 millas cúbicas), o casi el doble del volumen del lago Michigan. Los resultados del nuevo estudio indican que la causa de este aumento en la concentración de agua dulce es la pérdida de hielo marino en verano y otoño. Esta disminución, durante décadas, de la capa veraniega de hielo marino del Ártico ha dejado al Giro de Beaufort más expuesto al viento, el cual hace rotar más deprisa al Giro y atrapa el agua dulce en su corriente.

 

Los vientos persistentes del oeste también han arrastrado la corriente en una dirección durante más de 20 años, aumentando la velocidad y el tamaño de la corriente en el sentido de las agujas del reloj y evitando que el agua dulce salga del Océano Ártico. Esta tendencia sostenida del viento durante las últimas décadas es inusual en la región, donde anteriormente los vientos cambiaban de dirección cada cinco, seis o siete años.

 

Los científicos han estado vigilando el Giro de Beaufort para el caso de que el viento cambie de dirección nuevamente. Si la dirección cambiara, el viento revertiría la corriente, tirando de ella en sentido antihorario y liberando de una vez toda el agua dulce que ha acumulado.

 

"Si el Giro de Beaufort liberara el exceso de agua dulce en el Océano Atlántico, podría ralentizar su circulación. Y eso tendría repercusiones para el clima en todo el hemisferio, especialmente en Europa occidental", explica Armitage.

 

El agua dulce transportada desde el Océano Ártico hasta el Atlántico Norte puede cambiar la densidad de las aguas superficiales. Normalmente, el agua del Ártico pierde calor en la atmósfera además de humedecerla, y la masa restante de agua superficial se hunde en el fondo del océano. Allí, el agua sigue una corriente que la conduce desde el norte del Océano Atlántico hasta los trópicos como una cinta transportadora.

 

Esta importante corriente se llama Circulación Atlántica Meridional de Retorno (AMOC, por sus siglas en inglés) y ayuda a regular el clima del planeta al transportar el calor del agua calentada tropicalmente a latitudes del norte correspondientes a Europa y América del Norte. Si se ralentiza lo suficiente, podría afectar negativamente a la vida marina y a las comunidades que dependen de ella. (Fuente: NCYT Amazings)

 

 

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