Ingeniería
Cascos militares de la Primera Guerra mundial que asombrosamente son igual de eficaces que los actuales o más
Unos ingenieros biomédicos han demostrado que, a pesar de los avances significativos en la protección contra impactos, los cascos de combate modernos no son mejores para proteger el cerebro de las ondas expansivas generadas por explosiones cercanas que los cascos de combate de la Primera Guerra Mundial. Y un modelo en particular, el casco francés Adrian, incluso funciona mejor que los cascos de diseño moderno en la protección contra explosiones aéreas.
Esta investigación podría ayudar a mejorar la protección contra explosiones de los cascos futuros mediante la elección de diferentes materiales, la estratificación de múltiples materiales de diferente impedancia acústica o la modificación de su geometría.
La investigación ha llevado a cabo el equipo de Joost Op 't Eynde y Cameron "Dale" Bass, de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
Solo en años recientes se han comenzado a estudiar los daños cerebrales que una onda expansiva puede causar por sí sola, y por una buena razón: los cascos fueron diseñados originalmente para proteger al usuario contra objetos penetrantes como balas y metralla; y las ondas expansivas de la explosión mataban al usuario a través de traumatismos pulmonares mucho antes de que le causasen algún daño cerebral.
Con el advenimiento de las modernas armaduras corporales, sin embargo, los pulmones de los soldados están mucho más protegidos de tales explosiones de lo que solían estar. Esto ha provocado que en los conflictos militares modernos la incidencia de traumatismos pulmonares después de una explosión caiga muy por debajo de la incidencia de las lesiones en el cerebro o en la columna vertebral, a pesar de la diferencia en la tolerancia a la explosión.
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Un casco francés de la Primera Guerra Mundial durante uno de los experimentos. (Foto: Joost Op 't Eynde, Duke University)
Diseños antiguos de cascos militares
Si bien se han realizado estudios que sugieren que los cascos modernos proporcionan un grado de protección adecuado contra las ondas expansivas, ningún casco de los que hoy están en servicio ha sido diseñado específicamente para la protección contra explosiones. Y debido a que los soldados que hoy sufren ondas expansivas mientras usan armaduras corporales no son tan diferentes de los soldados que hace cien años sufrían ondas expansivas mientras estaban en las trincheras, Op 't Eynde decidió ver si esos diseños antiguos ofrecían alguna lección que aprender.
El equipo de Op 't Eynde creó un sistema para probar el rendimiento de los cascos de la Primera Guerra Mundial del Reino Unido / Estados Unidos (Brodie), Francia (Adrian), Alemania (Stahlhelm) y una variante de combate actual de Estados Unidos (casco de combate avanzado).
En los experimentos se constató que, si bien todos los cascos proporcionaban una reducción de cinco a diez veces en el riesgo de hemorragia cerebral moderada, ese riesgo para alguien que usara un casco Adrian francés de alrededor de 1915 era menor que el riesgo soportado al usar cualquiera de los otros cascos probados, incluido el moderno casco de combate avanzado.
"El resultado es intrigante porque el casco francés fue fabricado con materiales similares a sus homólogos alemanes y británicos, e incluso tenía una pared más delgada", explica Op 't Eynde. "La principal diferencia es que el casco francés tenía una cresta en la parte superior de su corona. Si bien fue diseñado para desviar la metralla, esta característica parece que también lo capacitó para desviar mejor las ondas expansivas".
Los resultados del estudio se han hecho públicos a través de la revista técnica PLoS ONE. La referencia del trabajo es la siguiente: "Primary Blast Wave Protection in Combat Helmet Design: a Historical Comparison between Present Day and World War I." J. Op 't Eynde, A. W. Yu, C. P. Eckersley and C. R. Bass. PLOS ONE, February 13, 2020. DOI: 10.1371/journal.pone.0228802 (Fuente: NCYT Amazings)



