Ingeniería
Acceso clandestino a teléfonos móviles mediante ultrasonidos vibrando a través de mesas
Las ondas ultrasónicas no emiten ningún sonido audible para el oído humano, pero aun así pueden activar a Siri en un teléfono móvil (celular) y hacer que realice llamadas, capte imágenes o lea el contenido de un texto, todo ello para una persona sin acceso legítimo a ese teléfono y sin que el propietario del teléfono tenga conocimiento de lo que está ocurriendo.
Los ataques cibernéticos a teléfonos móviles no son nuevos, y diversos científicos ya demostraron que las ondas ultrasónicas se pueden usar para enviar una orden a través del aire.
Sin embargo, una nueva investigación realizada por el equipo internacional de Ning Zhang, profesor en la Universidad Washington en San Luis de Misuri, Estados Unidos, muestra que la vulnerabilidad de seguridad de los teléfonos móviles frente a los ultrasonidos es más extensa de lo que se creía. Los investigadores descubrieron que estas ondas pueden propagarse a través de muchas clases de superficie sólida para activar los sistemas de reconocimiento de voz y, con la adición de un hardware barato, permitir que la persona que inicia el ataque también pueda escuchar la respuesta del teléfono.
A raíz de estos hallazgos, Zhang y sus colegas están ahora concienciando a las autoridades y al público en general sobre esta amenaza.
Ning Zhang. (Foto: Washington University in St. Louis)
Comandos a través ultrasonidos
Estos científicos consiguieron enviar comandos de "voz" a teléfonos móviles mientras estaban sentados discretamente en una mesa, al lado del propietario del teléfono. Con la adición de un micrófono colocado sigilosamente, los investigadores pudieron comunicarse con el teléfono, hasta acabar controlándolo desde lejos.
Las ondas ultrasónicas son ondas sonoras en una frecuencia que es más alta de lo que los humanos podemos escuchar. Los micrófonos de muchos teléfonos celulares, sin embargo, captan estas frecuencias más altas. "Si uno sabe cómo jugar con las señales, puede lograr que el teléfono interprete las ondas de sonido entrantes como un comando que debe ejecutar", explica Zhang.
El equipo probó 17 modelos diferentes de teléfonos, incluidos los populares modelos de iPhone, Galaxy y Moto. Todos menos dos resultaron ser vulnerables a los ataques de ondas ultrasónicas.
Zhang y sus colegas también probaron diferentes superficies de mesa y configuraciones de teléfonos. Las ondas ultrasónicas hicieron posible el hackeo a través de metal, vidrio y madera. En mesas de plástico, también, pero con menos fiabilidad.
Los científicos también probaron a colocar el teléfono en diferentes posiciones, cambiando la orientación del micrófono. Asimismo, colocaron objetos sobre la mesa en un intento de amortiguar la fuerza de las ondas. El hackeo todavía fue posible. Incluso a distancias de hasta unos 10 metros.
Las fundas (estuches) de los teléfonos solo redujeron ligeramente las tasas de éxito del ataque. Colocar agua sobre la mesa, potencialmente para absorber las ondas, no tuvo ningún efecto. Además, una onda de ataque podía afectar simultáneamente a más de un teléfono.
Zhang y sus colaboradores han sugerido algunos mecanismos de defensa que podrían proteger nuestros teléfonos contra tal ataque. Una idea sería el desarrollo de un software telefónico capaz de analizar la señal recibida para discriminar entre ondas ultrasónicas y voces humanas genuinas. Cambiar rasgos de diseño de los teléfonos móviles, como la ubicación del micrófono, para amortiguar o suprimir las ondas de ultrasonido, también podría detener un ataque. Pero Zhang dice que hay una manera simple de mantener un teléfono móvil fuera del alcance de las ondas ultrasónicas, aunque no depende del teléfono sino de la mesa: coloque el teléfono encima de un mantel o similar que cubra la mesa. (Foto: NCYT Amazings)