Psicología
Se ha llegado demasiado lejos en la asociación de cierta región cerebral con el miedo
En un episodio de 2007 de la serie de televisión "Boston Legal", un personaje afirmó haber determinado que un policía era racista porque su amígdala se había activado, manifestando de ese modo una moción de miedo cuando se le mostraban fotos de personas de raza negra. Esta asociación entre la amígdala y el miedo, sobre todo el miedo a otros que no son iguales a nosotros, ha ido demasiado lejos, no sólo en la cultura popular, sino también en la ciencia psicológica.
Así lo denuncian los autores de un informe presentado recientemente, William A. Cunningham de la Universidad Estatal de Ohio, y Tobias Brosch de la Universidad de Nueva York.
La amígdala es una región ubicada a gran profundidad en el cerebro. Esta estructura cerebral con forma de almendra y del tamaño de un cacahuete, es conocida por activarse de manera intensa cuando la persona siente miedo. Muchos experimentos lo demuestran. Sin embargo, también se activa en otras ocasiones, como por ejemplo en respuesta a fotografías agradables y rostros felices.
La amígdala, por tanto, no se ocupa exclusivamente de procesar el miedo, ni resulta muy acertado referirse a ella como "el centro del miedo".
El error es el resultado de cómo inicialmente los científicos llegaron hasta la amígdala al estudiar el cerebro. Muchos investigadores llegaron hasta ella estudiando el miedo. El miedo es una emoción importante para estudiar, ya que ha resultado vital a lo largo de la evolución. Casi cualquier estudio del miedo encuentra activa a la amígdala. Pero eso no significa que cada instante de actividad en la amígdala implique que la persona siente miedo.
En realidad, la amígdala parece hacer algo más sutil: procesar eventos que están relacionados con lo que más le interesa a la persona en ese momento. Así que si se está en una situación atemorizante o se tiene una personalidad aprensiva, una imagen aterradora sí puede activar a la amígdala. Sin embargo, en las personas que sienten hambre, la actividad de la amígdala aumenta en respuesta a imágenes de alimentos, y en las personas que son muy empáticas la amígdala se activa por ejemplo al ver a otras personas.