Neurología
Nivel de consumo de carbohidratos simples y ritmo de envejecimiento del cerebro
Una nueva investigación revela que los cambios neurobiológicos asociados con el envejecimiento ya se pueden comenzar a detectar poco antes de que la persona cumpla los 50 años, o sea mucho antes de lo que se podría esperar. Sin embargo, el estudio también sugiere que este proceso puede prevenirse o incluso revertirse temporalmente en función de cambios en la dieta que impliquen evitar un consumo excesivo de carbohidratos simples.
El estudio lo ha realizado el equipo internacional de Lilianne R. Mujica-Parodi, profesora en la Universidad de Stony Brook en Nueva York (Estados Unidos).
Para comprender mejor cómo la dieta influye en el envejecimiento cerebral, el equipo de investigación se centró en el período presintomático durante el cual la prevención puede ser más efectiva.
Mujica-Parodi y sus colaboradores comprobaron, valiéndose de datos obtenidos de exámenes neurológicos a muchas personas, que la comunicación funcional entre regiones cerebrales se desestabiliza con la edad, típicamente cuando se tienen cuarenta y muchos años, y que la desestabilización se correlaciona con una cognición más pobre y se acelera con la resistencia a la insulina.
Lilianne R. Mujica-Parodi. (Foto: Stony Brook University)
Los experimentos realizados mostraron además que este biomarcador del envejecimiento cerebral se puede regular de manera fiable cambiando de fuente de “combustible”.
Mujica-Parodi y sus colaboradores partieron de la suposición de que, a medida que la persona envejece, su cerebro comienza a perder la capacidad de metabolizar la glucosa de manera eficiente, lo que hace que una cantidad creciente de neuronas comiencen a morirse de hambre poco a poco y las redes cerebrales se desestabilicen. Siguiendo este hilo de razonamiento, el equipo de investigación probó si al darle al cerebro una fuente de combustible más eficiente, en forma de cetonas, ya fuese siguiendo una dieta baja en carbohidratos o tomando suplementos de cetonas, podría proporcionarle una mayor energía. Y el resultado fue que, incluso en individuos más jóvenes que los cercanos a los 50 años, esta energía adicional dotó de mayor estabilidad a sus redes cerebrales.
"Lo que encontramos con estos experimentos constituye una mala noticia acompañada de otra buena", resume Mujica-Parodi. La mala noticia es que se aprecian los primeros signos de envejecimiento cerebral mucho antes de lo que se pensaba anteriormente. Sin embargo, la buena noticia es que podemos prevenir o revertir temporalmente estos efectos con la dieta, reemplazando por cetonas parte de la glucosa. (Fuente: NCYT Amazings)