Salud
Relación entre la hipertensión en la juventud y el declive cognitivo en la mediana edad
La presión arterial alta, o hipertensión, afecta a todo, desde las arterias hasta los riñones, la vista e incluso la función sexual. Entre las personas de la tercera edad, la hipertensión también se asocia con el declive cognitivo como resultado de los derrames cerebrales, los ataques cardíacos, el deterioro de la movilidad y las crecientes dificultades para que el flujo sanguíneo llegue al cerebro.
En un nuevo trabajo, realizado por científicos de la Universidad del Noroeste en Estados Unidos y de la de Tel Aviv en Israel, se ha constatado que los sujetos de estudio que tenían una presión sanguínea relativamente alta durante la primera etapa de su adultez (a una edad promedio de 24 años) experimentaban una merma significativa de sus funciones cognitivas y de su eficiencia al andar en la mediana edad (aproximadamente a los 56 años).
El equipo de Farzaneh A. Sorond y Simin Mahinrad, de la Universidad del Noroeste, y Jeffrey Hausdorff, de la de Tel Aviv, ha comprobado que los efectos nocivos que la presión arterial elevada tiene en la estructura y el funcionamiento del cerebro comienzan en la edad adulta temprana. Esto demuestra la necesidad preventiva de hacer mediciones de la presión arterial incluso a esta temprana edad, a fin de que una detección precoz de la hipertensión permita corregirla y evitar las malas consecuencias futuras, tal como señala Hausdorff.
Además, los resultados del estudio sugieren que el deterioro en la manera de caminar puede ser un sello distintivo de lesión cerebral hipertensiva más temprano que los déficits cognitivos.
![[Img #59656]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/03_2020/9455_26680098405_3b54084562_k.jpg)
Reproducción de cerebro humano normal. (Imagen: Nevit Dilmen, NIH 3D Print Exchange, National Institutes of Health)
Para el trabajo, los investigadores evaluaron la presión sanguínea, el modo de caminar y la cognición de 191 sujetos que participaron en un macroestudio y de quienes se hizo un seguimiento durante más de 30 años.
En el último año del seguimiento, se examinó en esas personas su forma de caminar, sus capacidades cognitivas y el nivel de materia blanca en su cerebro.
La materia blanca es el tejido que conecta las zonas del cerebro y permite que se comunique la información entre las regiones. Dicho de forma simplificada, es el "cableado" del cerebro.
En la nueva investigación, también se comprobó que la influencia nociva ejercida por la hipertensión arterial era independiente de otros factores de riesgo vascular durante el mismo período de 30 años. La mayor presión sanguínea se asoció con una menor velocidad al caminar, una menor longitud del paso y una mayor variabilidad entre los pasos, tal como comprobaron Hausdorff y sus colegas. Una mayor presión sanguínea también se asoció con un menor rendimiento cognitivo en los dominios ejecutivo, de memoria y global. (Foto: NCYT Amazings)



