Paleontología
El estilo de vida de un ancestro de los humanos que falleció hace más de 3 millones de años
Mediante escaneos de microtomografía computerizada de alta resolución, unos investigadores han examinado a fondo el cráneo del espécimen fósil conocido como “Little Foot” ("Pie Pequeño"), desvelando así algunos aspectos de cómo vivía esta especie de Australopithecus hace alrededor de 3.670.000 años.
La meticulosa tarea de excavar, limpiar y escanear el cráneo del espécimen fósil ha revelado la vértebra cervical primera de individuo adulto de Australopithecus más completa que se ha encontrado hasta ahora.
La vértebra cervical primera (o atlas) desempeña un papel crucial en la biología de los vertebrados. Además de actuar como la conexión entre la cabeza y el cuello, el atlas también interviene en la manera en que la sangre es suministrada al cerebro a través de las arterias vertebrales.
Comparando el atlas de "Little Foot" con los de otros fósiles del sur y el este de África, así como con los de humanos y chimpancés de hoy en día, el equipo de Amélie Beaudet, de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo (Sudáfrica), muestra que el Australopithecus era capaz de movimientos de cabeza que no podemos realizar los humanos modernos. Esto encajaría con la mayor capacidad del Australopithecus para trepar a los árboles y moverse por sus ramas. Sin embargo, un espécimen de Australopithecus del sur de África bastante más moderno que Little Foot (probablemente alrededor de 1 millón de años posterior) parece que ya había perdido parcialmente esa capacidad y pasaba más tiempo en el suelo que en los árboles, como nosotros hoy en día.
Imágenes del cráneo de Little Foot. La de la derecha muestra el cráneo visto desde abajo y se indica la posición original de la primera vértebra cervical todavía reconocible en la matriz. (Imágenes: R.J. Clarke)
Debido a que Little Foot está tan bien conservado, también se pudo estimar por primera vez el flujo de sangre hacia el cerebro, valiéndose para ello de múltiples indicios presentes en el cráneo y en las vértebras. Las estimaciones indican que el flujo sanguíneo, y por lo tanto la utilización de la glucosa por el cerebro, era aproximadamente tres veces menor que en los humanos actuales, y más cercano a los de los chimpancés de hoy en día.
Los autores del estudio creen que la baja inversión de energía en el cerebro del Australopithecus quizá se podría explicar por el tamaño modesto del cerebro del espécimen (alrededor de 408 centímetros cúbicos), una dieta de baja calidad (baja proporción de productos animales) o los altos costos de otros aspectos de la biología del Australopithecus (como el caminar erguido). "En cualquier caso, esto podría sugerir que el sistema vascular del cerebro humano surgió mucho más tarde en nuestra historia evolutiva." (Fuente: NCYT Amazings)