Paleoclimatología
¿Primeros pasos hacia el inicio de una megasequía en el oeste de Estados Unidos?
Con el oeste de Estados Unidos y el norte de México sufriendo una cadena cada vez más larga de años secos a partir del año 2000, bastantes científicos han estado advirtiendo desde hace tiempo que el cambio climático global, en buena parte antropogénico, podría estar empujando a la región hacia una sequía extrema y de largo plazo, peor que cualquier otra en la historia registrada. Los resultados de un nuevo estudio indican que el inicio de esa megasequía quizás está a la vuelta de la esquina y que ya se han dado los primeros pasos para ponerla en marcha. Además, a juzgar por las conclusiones del nuevo estudio, el papel del cambio climático global está confirmado.
El estudio, basado en modernas observaciones meteorológicas, 1.200 años de datos de anillos de crecimiento anual de árboles y docenas de modelos climáticos, es obra del equipo de Park Williams, bioclimatólogo del Instituto de la Tierra adscrito a la Universidad de Columbia en la ciudad estadounidense de Nueva York.
Los estudios anteriores fueron en gran parte proyecciones de modelos para el futuro, pero ahora las cosas han cambiado: "Ya no estamos mirando proyecciones, sino en qué situación nos hallamos ahora. Hoy tenemos suficientes observaciones de la sequía actual y registros de anillos de árboles de las sequías pasadas para decir que estamos en la misma trayectoria que la que llevó hacia las peores sequías prehistóricas", explica Williams.
Las observaciones modernas fiables no se remontan más atrás de aproximadamente 1900, pero los anillos de crecimiento anual de los árboles han permitido a los científicos inferir la humedad anual del suelo durante siglos antes de que el ser humano empezara a influir en el clima.
El nuevo estudio cubre un área geográfica que se extiende a través de nueve estados de EE.UU., desde Oregón y Montana hasta California y Nuevo México, y parte del norte de México.
Zonas del sudoeste de América del Norte afectadas por la sequía a principios de la década de 2000; los colores más oscuros indican una mayor intensidad. El cuadro amarillo delimita el área de estudio. (Imagen: Adaptada del estudio de Williams et al., Science, 2020)
Sirviéndose de anillos de crecimiento anual de muchos miles de árboles, los investigadores reconstruyeron docenas de sequías en toda la región, comenzando en el año 800 d.C. Cuatro destacan lo suficiente como para merecer ser llamadas “megasequías”, con una aridez extrema que duró décadas. Ocurrieron a finales del siglo IX, a mediados del XII, en el XIII y a finales del XVI. Después del año 1600, hubo otras sequías, pero ninguna a esta escala.
El equipo comparó entonces las antiguas megasequías con los registros de humedad del suelo calculados a partir del clima observado en los 19 años comprendidos entre 2000 y 2018. Su conclusión: la actual sequía ya está superando a las tres primeras megasequías mencionadas. La cuarta, que abarcó de 1575 a 1603, puede haber sido la peor de todas en intensidad, pero la diferencia con la actual es lo suficientemente pequeña como para estar dentro del rango de incertidumbre. Además, la actual sequía está afectando áreas más amplias de manera más sistemática que cualquiera de las anteriores megasequías, y ello es una huella del calentamiento global, según los autores del estudio. Todas las sequías antiguas duraron más de 19 años (la que comenzó en el siglo XIII duró casi un siglo) pero todas comenzaron siguiendo un patrón similar al que ahora vemos, a juzgar por las conclusiones del nuevo estudio.
La naturaleza impulsó las antiguas sequías, y todavía desempeña un papel importante hoy en día. Sin embargo, con el calentamiento global en curso, los autores del estudio estiman que las temperaturas medias desde el año 2000 han sido empujadas 1,2 grados centígrados (2,2 grados Fahrenheit) por encima del valor que habrían alcanzado de no haber actuado el calentamiento global. Debido a que el aire más caliente tiende a retener más humedad, esa humedad está siendo extraída del suelo. Esto ha intensificado la desecación de los suelos ya privados de una parte de las precipitaciones. (Fuente: NCYT Amazings)