Zoología
Depredador y presa inmóviles cara a cara, ¿a qué esperan?
Cuando el depredador y la presa se detienen uno ante el otro cara a cara, podríamos pensar que quien se mueva primero tendrá la ventaja que le ayudará a lograr la captura o a conseguir huir. Sin embargo, en algunos casos, como por ejemplo el de una serpiente cara a cara con una rana a la que desea cazar, ambos animales a veces se mueven extremadamente despacio... o casi nada. Parece que eviten a propósito tomar medidas preventivas.
Esta conducta intrigó mucho a Nozomi Nishiumi, del Instituto Nacional japonés de Biología Básica, quien ha realizado una investigación al respecto junto a Akira Mori, de la Universidad de Kioto en Japón.
Tradicionalmente se ha creído que cuando la presa se queda inmóvil ante su depredador, en este caso la rana ante la serpiente, es porque la paraliza el miedo. Sin embargo, a juzgar por los resultados del nuevo estudio, ahora parece que esta paralización puede no deberse a un miedo incontrolable que haga comportarse a la rana de manera irracional. De hecho, a raíz de los resultados de este estudio, ahora todo apunta a que esta llamativa interacción entre depredador y presa es una demostración de paciencia, con cada animal esperando e intentando anticipar las acciones de su oponente.
Nishiumi y Mori examinaron cómo el comportamiento de los animales afectaba a las consecuencias de su interacción centrándose específicamente en la cinemática de los movimientos bruscos de uno y otro para escapar del otro o atraparle. El equipo analizó los patrones de movimiento de la serpiente Elaphe quadrivirgata y de la rana Pelophylax nigromaculatus, tanto en el campo como en los experimentos de encuentro escenificados.
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Una serpiente Elaphe quadrivirgata y una rana Pelophylax nigromaculatus mirándose cara a cara mientras cada una intenta anticipar el próximo movimiento de la otra. (Foto: Kyoto University / Nozomi Nishiumi)
El equipo encontró que las contrarreacciones de cada animal eran a menudo efectivas porque las acciones del iniciador eran difíciles de cambiar una vez comenzadas. Por ejemplo, si la serpiente iniciaba primero una acción de ataque, la rana evadía el ataque porque la trayectoria del ataque no podía cambiarse en medio del movimiento, lo que permitía a la rana escapar con seguridad mientras la serpiente perdía tiempo reajustando su postura de embestida.
Alternativamente, si la rana intentaba escapar primero, la serpiente comenzaba a arremeter inmediatamente contra la rana y a veces podía ajustar la dirección de su ataque anticipándose a la dirección de movimiento de la rana.
La eficacia de esta táctica de espera depende de la distancia entre ambos contendientes: cuanto más cerca estén, menos probable es que la contrarreacción tenga éxito. En este sentido, al acercarse a esta distancia crítica, los animales cambian apropiadamente su comportamiento de la espera a la acción. (Fuente: NCYT Amazings)



