Cambio climático y conflicto armado

El cambio climático global, con alteraciones locales como la proliferación de lluvias intensas más severas y un incremento en la cantidad y duración de las sequías, además de una tendencia al ascenso global de las temperaturas está aumentando a escala mundial los riesgos para las economías y para la propia seguridad humana, incluyendo la amenaza de conflictos armados.

Los vínculos entre el clima y el riesgo de conflicto violento cuentan con numerosos ejemplos históricos y están bien estudiados; sin embargo, los científicos de diversas disciplinas de investigación a menudo no están de acuerdo sobre el alcance y la gravedad de los posibles efectos del cambio climático global. Algunas de las cuestiones que son objeto de investigación atañen a los vínculos entre el cambio climático global y la violencia, incluidos los conflictos armados a gran escala. Es imperativo analizar lo mejor posible la relación entre cambio climático y conflicto para ayudar a las sociedades a gestionar los complejos riesgos de aumento de la violencia derivados de un clima cambiante.

En un informe hecho público recientemente, un grupo de académicos con formación en ciencias ambientales y políticas, geografía y economía, analiza la relación entre el clima y el conflicto armado organizado. Su propósito ha sido definir las prioridades de las futuras orientaciones de las investigaciones en este campo. En una evaluación anterior publicada en 2019 por el grupo, se estimó que durante el último siglo entre el 3 y el 20 por ciento del riesgo de conflicto armado organizado ha sido influenciado por el clima.

En esta nueva evaluación, el equipo de Katharine Mach, profesora de la Universidad de Miami en Estados Unidos, sugiere que las futuras direcciones de la investigación sobre el conflicto climático deben incluir profundizar en los vínculos entre cambio climático y conflicto armado, determinar en qué situaciones son más importantes y cómo se manifiestan. Mach y sus colegas sugieren que las investigaciones futuras en este campo se beneficiarán del uso de datos de diversas fuentes, incluyendo imágenes de satélite y de aviones no tripulados, medios sociales y encuestas de población.

Gente congregándose alrededor de un pozo comunitario en Mauritania, África. Una grave sequía provocó una importante crisis alimentaria en la región en 2012. (Foto: Oxfam)

Según los autores del informe, entre las prioridades de las futuras orientaciones de la investigación destacan las siguientes:

-1: profundizar en el conocimiento de los vínculos entre el clima y los conflictos y profundizar también en las condiciones en que se manifiestan

-2: integrar diseños de investigación

-3: explorar sistemáticamente los riesgos futuros y las opciones de respuesta, teniendo en cuenta las decisiones que ya se estén aplicando

-4: evaluar la eficacia de las intervenciones para gestionar los vínculos entre el clima y los conflictos

"Nuestro clima cambiante plantea amenazas para la seguridad humana", sentencia Mach. "Proporcionamos una hoja de ruta para las investigaciones futuras que apoye las respuestas sociales apropiadas. Las opciones incluyen profundizar en el conocimiento de cómo el clima moldea la seguridad y los riesgos de conflicto, así como las formas en que la actividad de investigación puede priorizar el compromiso ético, interactivo y continuo con las muchas organizaciones y gobiernos que promueven la paz y la estabilidad en las sociedades".

Los cambios en el clima de la Tierra ya están afectando a las sociedades y a sus economías y aumentarán aún más los riesgos de una serie de resultados, entre ellos los conflictos civiles, que son profunda y duraderamente destructivos para las sociedades. (Fuente: NCYT de Amazings)