PaleontologÃa
Los mastodontes viajaron grandes distancias a través de América del Norte para adaptarse al cambio climático
Unas nuevas investigaciones de un equipo internacional de genetistas evolutivos, bioinformáticos y paleontólogos sugieren que los dramáticos cambios ambientales que acompañan al desplazamiento o al derretimiento de los glaciares continentales desempeñaron un papel fundamental cuando los mastodontes americanos se desplazaron hacia el norte desde sus cordilleras meridionales.
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En el primer estudio genético a gran escala de los mastodontes americanos, publicado en la revista Nature Communications, los investigadores reconstruyeron genomas mitocondriales completos a partir de los restos fosilizados de 33 animales individuales. La especie se extinguió hace aproximadamente 11.000 años durante las extinciones de la megafauna que eliminaron muchos de los grandes mamÃferos como los mamuts, los tigres dientes de sable y los perezosos terrestres gigantes.
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El mastodonte era uno de los animales terrestres vivos más grandes de la Tierra en esa época, y vagaba desde Beringia (la actual Alaska y el Yukón) hacia el este hasta Nueva Escocia y hacia el sur hasta el centro de México. VivÃan en entornos pantanosos, comÃan arbustos y ramas de árboles que colgaban a baja altura.
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"Los datos genéticos muestran una fuerte señal de migración, moviéndose de un lado a otro a través del continente, impulsada, parece ser, enteramente por el clima", dice el genetista evolutivo Hendrik Poinar, director del Centro de ADN Antiguo McMaster y autor del estudio.
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"Estos mastodontes vivÃan en Alaska en una época en la que hacÃa calor, asà como en México y en partes de América Central. No eran poblaciones estacionarias, los datos muestran que habÃa un movimiento constante de ida y vuelta", dice.
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Se ha especulado mucho sobre lo que causó su extinción, junto con la de otros 44 grandes mamÃferos, aunque muchos cientÃficos creen que fue una combinación del cambio climático, el aumento de la competencia por las fuentes de alimentos y la caza excesiva por parte de los primeros humanos.
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Un fósil de un mastodonte expuesto en el Museo Americano de Historia Natural. (Foto: American Museum of Natural History)
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Durante millones de años se produjeron en el planeta fluctuaciones dramáticas y repetidas de la temperatura de forma rutinaria -la más dramática de las cuales se produjo en los últimos 800.000 años-, lo que dio lugar a la expansión y retracción de las capas de hielo y al calentamiento de regiones septentrionales previamente congeladas, cuyos nuevos bosques y humedales proporcionaron nuevas fuentes de alimento para algunos animales como el mastodonte, el alce y el castor, pero quitaron los pastizales a otros como los caballos, los mamuts y los bisontes.
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Los investigadores sugieren que examinando la forma en que las diferentes megafaunas del Pleistoceno adaptadas ecológicamente respondieron genéticamente y ecológicamente a esas transiciones climáticas puede proporcionar información valiosa sobre la forma en que el cambio climático está afectando a las especies actuales en el norte.
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Para el estudio, el equipo sacó y reconstruyó el ADN de muestras fosilizadas, incluyendo dientes, colmillos y huesos. Los análisis muestran que los mastodontes se desplazaban a grandes distancias en respuesta al calentamiento de las condiciones climáticas y el derretimiento de las capas de hielo, desde entornos más cálidos hasta los lugares más septentrionales de Alaska y el Yukón. Sin embargo, a pesar de estos aumentos masivos de territorio, las poblaciones del norte eran mucho menos diversas genéticamente, lo que las hacÃa más vulnerables a la extinción.
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"Al mirar genéticamente a estos animales que vivieron durante los últimos 800.000 años, podemos ver la composición de estas poblaciones que llegaron al norte. Es realmente interesante porque muchas especies actuales, como el alce y el castor, están expandiendo rápidamente su área de distribución hacia el norte en hasta decenas o cientos de kilómetros cada siglo", dice Emil Karpinski, autor principal del estudio y estudiante graduado en el Centro de ADN Antiguo y el Departamento de BiologÃa de la Universidad McMaster.
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"El análisis del ADN conservado en estos huesos fósiles de mastodonte nos da mucha más información sobre cómo vivÃan y morÃan estas bestias ahora extintas en comparación con lo que sabemos basado en los métodos paleontológicos tradicionales. Estos datos son la clave para comprender cómo las antiguas comunidades animales como los mastodontes se adaptaron a los cambios del pasado, y proporcionan pistas sobre cómo responderán los ecosistemas árticos a los futuros escenarios de calentamiento", dice el Dr. Grant Zazula, coautor del estudio y paleontólogo del Gobierno de Yukón.
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El documento fue una colaboración entre cientÃficos de todo el Canadá, los Estados Unidos, México y Australia, y fue posible gracias a la ayuda de muchos museos e instituciones de investigación que donaron especÃmenes para este estudio. (Fuente: NCYT Amazings)



