Medicina
Antibióticos en las cloacas, la amenaza oculta de la resistencia bacteriana a los antibióticos
Alrededor del 70% de los antibióticos que tomamos como medicina terminan en el medio ambiente natural, a través de las aguas residuales y de los propios medicamentos desechados, entre otras fuentes. Estos antibióticos interactúan con las bacterias que también están presentes en el agua, que pueden desarrollar entonces resistencia a los antibióticos. Las bacterias de esos entornos pueden luego transferir su farmacorresistencia a las bacterias que infectan al Ser Humano, lo que significa que los antibióticos verán mermada su capacidad de ataque.
La resistencia bacteriana a los antibióticos es reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una de las mayores amenazas para la salud de nuestro tiempo. Para 2050, hasta 10 millones de muertes cada año podrían ser causadas por el cese en la eficiencia de los antibióticos y de otros fármacos antimicrobianos para tratar enfermedades comunes, incluyendo las del tracto respiratorio, las infecciones de transmisión sexual y las infecciones del tracto urinario. La amenaza de la farmacorresistencia también podría aumentar el riesgo de contraer infecciones después de procedimientos quirúrgicos básicos.
Para evitar que la situación se agrave por la evolución de la resistencia bacteriana en los medios acuáticos, se han realizado muchas investigaciones encaminadas a determinar las concentraciones seguras de antibióticos en las aguas residuales, o sea las concentraciones que no contribuyen a la resistencia. Sin embargo, una nueva investigación realizada por el equipo de Isobel Stanton, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, indica que los umbrales de seguridad actualmente considerados válidos pueden ser demasiado condescendientes y como consecuencia de ello insuficientes para prevenir la evolución de la resistencia a los antibióticos.
El equipo de investigación llevó a cabo experimentos de laboratorio en los que se probaron cinco antibióticos agrupados dentro de tres clases de antibióticos de uso común: macrólidos (azitromicina, claritromicina y eritromicina), fluoroquinolona (ciprofloxacina) y tetraciclina. Los macrólidos y la ciprofloxacina se incluyeron en la Lista de vigilancia de sustancias prioritarias de la Directiva Marco del Agua de la Comisión Europea en 2018, debido a la preocupación por su toxicidad para la vida acuática.
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Hasta no hace mucho, la presencia de antibióticos en las cloacas se ha tenido en cuenta muy poco como amenaza de la farmacorresistencia bacteriana. (Foto: Amazings / NCYT)
En los experimentos, Stanton y sus colegas investigaron las concentraciones más bajas a las que se desarrollaba la resistencia a los antibióticos en las complejas comunidades de bacterias presentes en las aguas residuales. El equipo descubrió que las concentraciones de fluoroquinolona similares a las encontradas en el medio ambiente sí impulsaban una mayor resistencia a los antibióticos, mientras que en el caso de los macrólidos ello no sucedía. Esto confirma la necesidad de establecer un umbral específico para cada tipo de antibiótico.
Además, el equipo comprobó que las bacterias farmacorresistentes persistían en el agua en concentraciones inferiores al umbral actual utilizado para determinar cuándo puede ser necesario aplicar estrategias de mitigación. Esto significa que el riesgo de exposición humana a las bacterias resistentes a los antibióticos en el medio ambiente es mayor de lo que se suponía, y que hay más probabilidades de lo creído de que el aumento de la resistencia a los antibióticos pueda progresar con el paso del tiempo. (Fuente: NCYT de Amazings)



