Climatología
El Ártico arde de un modo totalmente nuevo
La temporada de incendios forestales en las tierras del Ártico en 2020 comenzó dos meses antes de lo normal y tuvo un alcance sin precedentes. No es solo la extensión de terreno quemado lo que es alarmante; hay otras tendencias registradas en los datos de los satélites que indican de qué modo está cambiando el régimen de incendios en el Ártico y lo que esto significa para el futuro climático de la Tierra.
Lo antedicho es el preocupante anuncio que ha hecho Merritt Turetsky, de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), tras examinar datos recientes sobre los últimos incendios árticos, en colaboración con Jessica McCarty, de la Universidad de Miami en Estados Unidos, y Thomas Smith, de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres en el Reino Unido.
Una de las dos nuevas características de los recientes incendios árticos es la incidencia de los incendios hibernantes. Un incendio de este tipo se manifiesta en la superficie como uno normal y, cuando desaparece de ella, en realidad no ha cesado sino que la combustión sigue durante el invierno en la turba rica en carbono situada bajo tierra, y luego vuelve a encenderse en la superficie tan pronto como las condiciones cambian en la primavera.
Se sabe poco sobre las consecuencias futuras de los incendios hibernantes en el Ártico, pero lo que sí está claro es que los incendios severos de un año facilitan la actividad de los incendios del verano siguiente, tal como destaca Turetsky.
La segunda característica nueva del fuego forestal en el Ártico es la aparición de incendios en paisajes que hasta ahora eran resistentes al fuego. A medida que la tundra en el extremo norte se vuelve más caliente y seca bajo la influencia de un clima más cálido, los tipos de vegetación que no se consideraban típicamente combustibles, como por ejemplo musgo y juncias, están empezando a incendiarse. Algunos parajes húmedos, incluyendo ciénagas, también se están volviendo vulnerables a la quema.
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Un incendio forestal en un bosque de Alaska. (Foto: Merritt Turetsky)
El equipo de investigación ha estado rastreando la actividad de los incendios en el Ártico ruso en tiempo real utilizando una amplia variedad de herramientas satelitales y de teledetección. Si bien los incendios forestales en terrenos de Siberia con permafrost (hielo permanente mezclado con partículas minerales bajo tierra) no son infrecuentes, el equipo descubrió que los años 2019 y 2020 destacaron como extremos en el registro satelital de quemas producidas muy por encima del Círculo Polar Ártico, una región que normalmente no sufre grandes incendios forestales.
Más de la mitad de los incendios detectados en Siberia en 2020 se han producido al norte del Círculo Ártico en zonas con un tipo de permafrost que alberga enormes cantidades de carbono proveniente de biomasa antigua. Los modelos climáticos no tienen en cuenta el rápido deshielo de estos terrenos y la consiguiente liberación de gases con efecto invernadero, incluido el metano.
A escala más local, el deshielo abrupto del permafrost rico en hielo de os terrenos afectados por incendios forestales causa hundimientos, inundaciones, pozos y cráteres, y puede sumergir grandes áreas bajo lagos y humedales. Esto perturba la vida de las personas residentes en tierras árticas y a menudo también amenaza su medio de subsistencia. (Fuente: NCYT de Amazings)



