Psicología
¿Por qué gusta el miedo?
La pregunta es recurrente. ¿Por qué, si el miedo es una emoción desagradable, nos gustan las historias de terror, y de ese género escogemos ver películas, leer literatura y disfrutarlo en sus otras manifestaciones artísticas, desde el comic a la música?
Según las conclusiones a las que se ha llegado en una investigación reciente, el miedo nos gusta cuando desencadena una reacción fisiológica específica, medida, entre otros parámetros, por los cambios en el ritmo cardíaco, pero no es tan aterradora como para que nos abrume. Esa fina línea entre la diversión y una experiencia desagradable puede variar de una persona a otra.
"Al investigar cómo los humanos obtenemos placer del miedo, hemos encontrado que parece haber un 'punto dulce' donde se maximiza el disfrute", explica Marc Malmdorf Andersen, de la Universidad de Aarhus en Dinamarca. "Nuestro estudio proporciona algunas de las primeras evidencias empíricas sobre la relación entre el miedo, el disfrute y la excitación física en las formas recreativas del miedo".
Durante años, bastantes psicólogos han sospechado que la excitación fisiológica, como el pulso acelerado y la liberación de hormonas en el cerebro, puede resultar decisivo para explicar por qué tanta gente encuentra tan atractivas las películas de terror y las casas embrujadas de los parques de atracciones, por poner dos ejemplos de productos.
![[Img #62226]](https://noticiasdelaciencia.com/upload/images/10_2020/1521_por-que-gusta-el-miedo.jpg)
Por regla general, al miedo se le considera una emoción desagradable que apareció en la evolución biológica para proteger al individuo de cosas capaces de hacerle daño. Sin embargo, paradójicamente, los humanos a veces buscamos experiencias atemorizantes con fines puramente recreativos y por eso nos gustan las películas de terror y otras recreaciones de cosas que causan miedo. (Imagen: Jorge Munnshe para NCYT / Amazings)
Sin embargo, hasta ahora no se había establecido una relación directa entre el nivel de excitación y el disfrute de este tipo de actividades.
Para explorar esta conexión, Andersen y sus colegas estudiaron cómo un grupo de 110 participantes reaccionaban visitando unas instalaciones recreativas que reproducen una casa embrujada como las típicas de muchas películas de terror. Esa “casa embrujada” está en Vejle, Dinamarca. Los investigadores equiparon a cada participante con un dispositivo medidor del ritmo cardíaco, que registró datos de cada uno en tiempo real mientras caminaba por esa casa siniestra con casi 50 habitaciones. Recorrer su interior produjo una experiencia bastante inmersiva e intensa en los sujetos de estudio. Entre las tácticas usadas en esas instalaciones recreativas para asustar a los invitados, figuran el decorado y la aparición repentina de sucedáneos muy logrados de zombis u otros monstruos.
Los investigadores también estudiaron a los participantes en tiempo real a través de monitores de circuito cerrado dentro de la casa. Esto permitió al equipo hacer observaciones de primera mano de las reacciones de los participantes a los elementos más aterradores y, posteriormente, realizar análisis adicionales del comportamiento y las reacciones de los participantes. Después de la experiencia, los participantes indicaron su nivel de miedo y su nivel de disfrute. Al comparar los datos de la frecuencia cardíaca y los de las cámaras de vigilancia, con las descripciones que los sujetos de estudio hicieron sobre cómo habían vivido la experiencia, los investigadores pudieron relacionar el nivel de miedo y el de disfrute con rasgos fisiológicos específicos, que indicaban, en líneas generales, que el miedo es agradable cuando es lo bastante fuerte para no aburrir y lo bastante débil para no hacernos sufrir.
Dicho de otro modo, si la gente no está lo bastante asustada, no disfruta del miedo, pero tampoco si está demasiado asustada. "En cambio, parece ser que una cantidad 'justa' de miedo es la clave para maximizar su disfrute", resume Andersen.
Cabe, por tanto, hablar de “miedo recreativo”, que podría definirse como la experiencia emocional de sentir miedo y placer al mismo tiempo. (Fuente: NCYT de Amazings)



