Conducta animal
Relaciones vecinales entre gorilas
Los humanos tenemos una enorme capacidad de cooperación gracias a la cual no estamos limitados a colaborar con los miembros de la familia sino que podemos hacerlo con muchas más personas. Una teoría sobre el beneficio evolutivo de esta red de colaboradores más amplia que la familia es que permite el acceso compartido al espacio y a los recursos con un riesgo reducido de agresión. Un nuevo estudio es el primero en poner a prueba esta teoría más allá de los humanos, concretamente en gorilas de montaña.
Los gorilas viven en grupos con una fuerte cohesión interna, buscando comida juntos, así como descansando y durmiendo, entre muchas otras actividades, todo ello en un "núcleo doméstico" y una “zona periférica" más amplia.
Los grupos a veces se dividen permanentemente, separando a gorilas que pueden haber vivido juntos durante años y que pueden tener lazos estrechos de parentesco.
El nuevo estudio, realizado por el equipo de Robin Morrison, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, se basa en el análisis de 16 años de datos sobre las pautas de movimiento e interacción de 17 grupos de gorilas de montaña en el Parque Nacional de los Volcanes en Ruanda.
Los resultados de la investigación indican que los grupos de gorilas que antes vivían juntos tienen una probabilidad más de cuatro veces mayor de comportarse amistosamente entre ellos cuando, en su deambular, coinciden en un mismo punto. Esa tendencia se mantiene incluso cuando llevan separados más de una década.
Gorila de montaña. (Foto: Samedi Mucyo)
Los gorilas tienden a reaccionar de forma agresiva cuando otro grupo se introduce en su territorio principal (el núcleo doméstico), independientemente de que los intrusos sean o no individuos conocidos. Pero en la zona periférica, esta agresividad solo se aplica a los grupos de individuos desconocidos o con los que han tenido muy poca relación; a los grupos de individuos que antes formaron parte del grupo se les trata con tolerancia.
"Las reuniones entre grupos diferentes son bastante raras, y al principio ambos grupos suelen ser cautelosos", explica Morrison. Los gorilas de uno y otro grupo a menudo se golpean el pecho y muestran su fuerza. La interacción puede entonces volverse más agresiva, con gritos y hasta peleas, o desembocar en una reunión pacífica. En las interacciones pacíficas, la tensión inicial cesa y los grupos se mezclan. Pueden descansar juntos, y los gorilas jóvenes a menudo juegan con los jóvenes del otro grupo. El patrón observado, tal como subraya Morrison, se parece al patrón de conducta humana que nos lleva a tolerar la presencia de cualquiera en espacios públicos fuera de nuestro hogar, tolerar la presencia de tan solo los individuos invitados en la sala de estar de nuestra vivienda, y aceptar en cualquier parte de la vivienda la presencia de miembros de la familia con quienes convivimos. (Fuente: NCYT de Amazings)