¿Mitigar sin fármacos el trastorno obsesivo-compulsivo?

Todos comprobamos a veces si hemos cerrado la puerta con llave pese a haberla cerrado bien, o nos lavamos las manos de nuevo solo para estar seguros de haberlo hecho. Sin embargo, según algunas estimaciones, aproximadamente mil millones de personas en el mundo experimentan estos impulsos de forma tan intensa y continua que no pueden evitar realizar estas acciones de forma compulsiva, una y otra vez. Esta es la principal característica del trastorno obsesivo-compulsivo.

A pesar de la alta incidencia de esta afección mental, no hay tratamientos para ella con la eficacia que sería de desear.

El equipo de Robert Reinhart, Shrey Grover, John Nguyen y Vighnesh Viswanathan, todos de la Universidad de Boston en Estados Unidos, ha puesto a prueba en experimentos preliminares una técnica, sin fármacos y no invasiva, que podría mitigar significativamente esa conducta anómala en personas con trastorno obsesivo-compulsivo.

En esos experimentos, voluntarios que mostraban un comportamiento compulsivo pero que por lo demás estaban sanos, recibieron corrientes eléctricas débiles, seguras y sin dolor, a través de electrodos colocados en la cabeza, durante treinta minutos cada día en cinco días consecutivos. Para cada individuo, la corriente aplicada se diseñó cuidadosamente de forma personalizada a fin de actuar con precisión en sus redes cerebrales que controlan el aprendizaje y la repetición del comportamiento.

Con ese propósito, los investigadores desarrollaron un procedimiento innovador para modular selectivamente los ritmos beta-gamma orbitofrontales en humanos. Los investigadores utilizaron una tecnología denominada estimulación transcraneal por corriente alterna de alta definición, que proporciona en su aplicación una precisión anatómica sin precedentes en comparación con las herramientas tradicionales de modulación eléctrica, y que posee la capacidad de modificar la actividad cerebral de forma específica en función de la frecuencia.

Breanna Bullard, colaboradora en el laboratorio de Reinhart, en un momento de los preparativos para uno de los experimentos del estudio, con Eleni Kouvaras como voluntaria para someterse a la prueba. (Foto: Reinhart Lab)

Al examinar los resultados de los experimentos, se descubrió que el comportamiento compulsivo se redujo notablemente y de modo inmediato después del tratamiento de cinco días. Además, estas mejoras se mantuvieron durante al menos tres meses. Por otro lado, las mejoras más fuertes se observaron en aquellas personas que al comenzar el tratamiento sufrían los síntomas más graves.

Los resultados del estudio sugieren que esta nueva técnica de modulación cerebral personalizada y sin fármacos puede ser eficaz para producir rápidamente beneficios duraderos en personas que experimentan angustia debido a acciones como comer, apostar dinero en juegos de azar y comprar compulsivamente, sobre todo en los casos de mayor intensidad. (Fuente: NCYT de Amazings)